Portada » Lengua y literatura » El Despertar Cultural y Social de la Baja Edad Media (Siglos X-XV)
La Baja Edad Media abarca desde el siglo X hasta el XV. A partir de esta época comienza un renacer en todos los planos de la actividad humana, que posteriormente gestaría el Renacimiento.
Surgen las ciudades y declina el sistema feudal (los feudos). Las ciudades se convierten en el centro de encuentro e intercambio de las personas, quienes antes solo conocían a la gente de su feudo porque no salían de él. Emerge la burguesía con los inicios del capitalismo. Se desarrollan los comienzos de una economía monetaria y mercantil; aumenta la producción de productos artesanales, tanto agrícolas como manufacturados. Por lo tanto, se activa el comercio, y es necesario que los caminos comiencen a poblarse de comerciantes y mercaderes.
Hay una revalorización de la vida terrenal; las clases altas comienzan a conocer el placer del lujo. Ahora importa también la vida presente y no solo la vida en el más allá, después de la muerte. Las personas comienzan a vestir mejor, a comprar cosas, a hacer fiestas; se amplía el horizonte del hombre.
En la Iglesia se observa un doble movimiento: por un lado, el clero se enriquece y disfruta de lujos; por otro, surgen las órdenes mendicantes (que viven de limosna). En este último movimiento, las personas a quienes no les convencía vivir lujosamente optaban por la mendicidad, convirtiéndose en cristianos que elegían vivir en la pobreza. Una figura importante fue San Francisco de Asís (1182-1226), quien buscaba seguir a Cristo de forma esencial, volviéndose pobre. Creía plenamente en el Evangelio y empezó a vivir un cristianismo radical. No permitía posesiones a los franciscanos, solamente el amor al Padre celestial. Francisco desarrolla una visión más cercana, amorosa y protectora de Dios. Los franciscanos comienzan a adorar la cruz y el pesebre.
El estilo que caracteriza a esta época es el gótico, opuesto al románico. En el gótico predominan las paredes finas, torres altas y puntiagudas, y ventanas con vitrales que permiten el paso de la luz. Las cúpulas se afinan y se alargan, lo que se interpreta como un deseo de alcanzar el cielo; esto sugiere la creencia en la posibilidad de acercarse a Dios.
El pensador más representativo de esta época fue Santo Tomás de Aquino, un racionalista. Plantea la posibilidad del hombre de conocer las verdades mediante la razón y confiaba en la realización de un plan divino orientado a este fin (la salvación). Según él, el hombre, mediante la razón, puede salvarse conociendo la verdad (una visión más positiva). El pecado es fruto de un acto irracional; quien razona actúa correctamente y se salva.
Hay tres ideales característicos en esta época:
Consiste en la exaltación del valor y la gloria individuales. Se manifestaba siendo caballero andante, participando en una cruzada o yendo a la batalla. El valor y la gloria se conseguían por la lucha. De este ideal nace un género literario llamado epopeya (narraciones extensas que relatan hazañas de caballeros). Nacen obras como “El Cantar de Mio Cid” en España, “La Canción de Roldán” en Francia y “El Cantar de los Nibelungos” en Alemania. Todos son cantares, obras narrativas extensas.
Surge en las clases bajas y populares, y luego fue fomentado por la Iglesia. Era una fusión entre lo heroico y lo místico. Ser héroe a nivel religioso significaba conseguir la santidad. Propone el desprendimiento de los bienes materiales y la pobreza. Surgen géneros literarios como:
Surge como reacción contra la brutalidad de la guerra y el retraimiento conventual. Había dos modelos principales para el ‘varón’: el ideal heroico guerrero o el religioso (cura, monje). Este ideal plantea una nueva concepción del amor: el amor cortés.
El amor cortés es un código de amor que desplaza el vínculo de vasallaje (señor feudal-vasallo) al terreno amoroso. Así como el señor feudal era servido por su vasallo y este era protegido por el señor, de la misma manera la mujer era servida por el hombre y, simbólicamente, la mujer lo ‘protegía’. Según el amor cortés, la mujer está por encima del hombre; este debía escribirle poemas y cantárselos. El amor toma su lenguaje del culto Mariano (el culto a la Virgen María); se le hablaba a la mujer de forma similar a como se le hablaba a la Virgen. De la guerra tomó el concepto de amor como asedio: generalmente, las damas inicialmente los rechazaban, pero los caballeros debían perseverar sin rendirse. Del vínculo del feudalismo (vasallaje) tomó la concepción del amor como servicio.
De este ideal surge la lírica trovadoresca o la poesía provenzal. Surge en el sur de Francia, en una región llamada Provenza, en los siglos XI y XII, y la lengua era el provenzal. Los trovadores debían ser cultos para poder crear poesía. Características del amor trovadoresco:
Había tres formas de trovar:
La poesía provenzal se expande por toda Europa y produce una nueva corriente poética: el Dolce Stil Novo. Es un movimiento poético italiano en el que se entremezclan elementos políticos, filosóficos, científicos y líricos. Nace en Florencia, sigue el estilo de los trovadores pero es más profundo filosófica y espiritualmente.
Correspondencia entre amor y corazón gentil: “Al cor gentil ripara sempre amore” (Guido Guinizelli). El corazón gentil es bueno, noble y de grandeza espiritual, que no depende de la herencia ni de la sangre, sino de determinadas cualidades imprescindibles para sentir amor. Si se tiene un corazón gentil, se amará, y viceversa.
Divinización de la mujer amada: En los trovadores, la mujer ya estaba por encima del hombre, pero ahora se transforma en el vínculo entre el cielo y el hombre. La llaman Donna Angelicata (mujer ángel). La mujer se transforma en el estímulo para hacer vibrar lo más profundo del corazón del poeta, que encuentra en ella un camino de perfección.
Vinculación amor-dolor: La mujer está tan elevada que es inaccesible. Enamorarse significa el ingreso a un mundo extraño, y si bien el amor es un signo de distinción espiritual, también es una condena que en ocasiones se vincula al dolor producido por la muerte o la inalcanzabilidad.
Introspección poética: El poeta describe los efectos de sentir amor. No describe a la persona amada en detalle físico, sino lo que su presencia o recuerdo genera en él. Mientras que la mujer aparece en el poema como una mirada distante o una sonrisa, los sentimientos en el alma que ella provoca son seguidos paso a paso.
En el soneto “Tanto gentile e tanto onesta pare”, podemos distinguir los principios de la escuela poética del Dolce Stil Novo:
Corazón Gentil: Cuando dice: “Tan gentil y tan honesta parece”, el poeta está reconociendo la honestidad y gentileza de la dama (fruto de su observación); solo alguien que tiene un corazón gentil puede ver esto en otra persona. Reafirma la idea de que el corazón gentil es bueno, noble y espiritualmente grande, cualidad necesaria para amar.
Introspección Poética: En el tercer y cuarto verso muestra los efectos que causa la dama en él, describiendo lo que le produce verla: “que la lengua tiembla y enmudece, / y los ojos no se atreven a mirarla”. El poeta describe los efectos internos del amor. Esta descripción vuelve a reiterarse en el verso diez: “que da por los ojos una dulzura al corazón”.
Divinización de la Mujer (Donna Angelicata): Se puede reconocer la divinización de la mujer amada. La función de la mujer es ser el vínculo entre el hombre y Dios: “…y parece una cosa venida / del cielo a la tierra para mostrar un milagro”. La mujer es la Donna Angelicata, el estímulo para la perfección del poeta.
Vinculación Amor-Dolor/Inaccesibilidad: En el último verso se puede observar esta vinculación, o al menos la profunda conmoción que causa el amor. Este suspiro final puede interpretarse como el anhelo o la melancolía ante la grandeza inaccesible de la amada: “…que va diciendo al alma: Suspira”. La mujer está tan alta que es inalcanzable, y el amor, aunque eleva, puede conllevar sufrimiento o deseo insatisfecho.