Portada » Otras materias » Elementos del discurso publico
LECCIÓN 12: EL DISCURSO. 1.- Elementos que intervienen en el mismo.
El discurso es el razonamiento extenso dirigido oralmente por una persona a otra u otras, con el fin de persuadir. Es posible descomponer y analizar los elementos personales y reales que intervienen complementariamente en la elaboración y exposición del discurso oratorio ante un auditorio:
a. Quién lo pronuncia: el orador. podemos partir de una dificultad previa que en la práctica suele encontrarse quien se acerca a esta cuestión, como es la timidez oratoria. Vale decir, la timidez oratoria se puede superar sobre todo a través de dos recursos: la preparación previa del discurso y la experiencia.b. A quién se dirige: el destinatario o público. c. Qué contiene: el objeto del discurso en sí.
d. Cómo se pronuncia: las reglas del discurso. e. Dónde se pronuncia: el escenario. f. Para qué se pronuncia: el convencimiento del oyente.
entre las cualidades que ha de poseer todo orador pueden significarse: – Dominio de la voz: – Cultura general: – Buena memoria: – Imaginación: – Dominio del cuerpo: .- Control – Naturalidad – Apoyo de medios audiovisuales:
Por lo que hace al público, es importante saber que el discurso se dirige a personas que pueden tener hacia el orador una actitud propicia, indiferente u hostil. En cuanto al contenido del discurso, podemos afirmar que éste es muy variable y un repaso a esa variedad nos demuestra su grandísima importancia en la vida actual. La doctrina clásica habla de “partes del discurso”, aun a sabiendas que no todas estas partes aparecen forzosamente en todo discurso. Se trataría más bien de secciones que con frecuencia aparecen en cualquier pieza oratoria y que el buen orador conoce o usa para sus fines. Son las siguientes: – Exordio: Al comenzar a hablar es frecuente que el orador dirija unas breves palabras que traten de conseguir la captatio benevolentiae del oyente.- Proposición: A continuación, es frecuente que quien da el discurso exponga de forma clara y concisa cuál es su tesis, el objetivo que se marca o un sintético resumen de aquello sobre lo que va a versar su exposición. – División: Es la enumeración de las partes de que va a tratar el discurso. – Narración: Se trataría de la exposición de los hechos sobre los que versa el discurso. – Argumentación: Son las pruebas que acreditan la versión de los hechos que interesa dar por sentados. – Refutación: Se trata de rebatir los argumentos usados por la contraparte, en aquellos casos en los que el discurso está enfrentado a otro. – Parte patética o de efectos: Se trataría de una fase del discurso en la que se acumulan efectos retóricos y poéticos que tratan de conmover al oyente. – Epílogo: Consiste en un brevísimo resumen final que sintetiza el fin de la pieza. En cuanto a las reglas del discurso, las reglas comunes que ha de tener todo discurso son: – Claridad: No se puede explicar lo que uno mismo no comprende. – Adecuación al nivel y contenido: Lo que se conoce vulgarmente como “dar el tono”. – Cortesía: El orador se debe a su auditorio, por tanto, ha de estar pendiente de su reacción: dar la bienvenida, las gracias por la atención, mostrarse solícito y modesto ante él. – Brevedad: Aunque la duración de un discurso puede variar muchísimo en función de las circunstancias, una norma básica aconseja brevedad relativa. En cuanto al término escenario, podemos entenderlo básicamente como el lugar en el que se pronuncia el discurso, siendo frecuente que se produzca el llamado “miedo escénico”.En todo caso, el para qué o fin del discurso no es otro que la persuasión del oyente, el convencimiento que le hace adoptar la tesis que defiende el orador. El orador, finalmente, tiene que tener una pretensión ética de permanecer fiel a una verdad en la que cree.
2.- El discurso forense.
Se llama discurso “forense” a aquel que se pronuncia en el “foro”, que es el lugar público, a cielo abierto, en el que en la Antigüedad se impartía justicia y se celebraban los negocios jurídicos. En sentido estricto, discurso forense es aquel razonamiento que se pronuncia oralmente en sede jurisdiccional. Sin embargo, habría que excluir de nuestro análisis la actividad oratoria de los jueces y, además, cabe decir que otras figuras profesionales también tienen protagonismo en los juicios. En este sentido, las especiales características que se predican del discurso forense serían:
– Claridad y rigor: Si todo discurso ha de ser claro, un discurso forense ha de ser, con más razón, siempre diáfano, expresando de forma directa, precisa y correcta su contenido, evitando la sensación de artificialidad.
Ahora bien, teniendo en cuenta la gran proliferación de normas positivas que tienen vigencia en nuestros días, puede ayudar mucho la invocación concreta de los preceptos que apoyan la pretensión del abogado. Por eso se habla de “alegaciones fácticas” y de “fundamentos de Derecho” en las expresiones orales y escritas de los abogados.
En definitiva, las tres partes principales del discurso forense son la narración (fáctica), la argumentación (jurídica) y la refutación de las posiciones del adversario.
No obstante, estas tres partes no bastan. De hecho, se han dado casos de intervenciones brillantes de abogados que han fracasado porque falta en ellas lo fundamental, que es el objetivo del discurso, lo que sería el epílogo. El abogado debe siempre concretar su exposición con una proposición o petitum, una solicitud concreta hecha al jugador y que resume el contenido de su discurso.
En cambio, en el discurso forense prácticamente no hay captatio benevolentiae, al menos explícita, ni parte patética. En cuanto a la primera, se entiende que el juez o el jurado es siempre imparcial y no se debe inclinar por ninguna de las partes aunque éstas empleen recursos en atraerse sus simpatías. En cuanto a la parte patética, la brevedad y la racionalidad que deben presidir la administración de justicia hacen imposible el que se desarrollen estas ampliaciones poéticas y retóricas.
– Adecuación al nivel y contenido: Resulta evidente que un rasgo esencial del discurso forense es su lenguaje culto y técnico, caracterizado por la precisión terminológica. A menudo se acusa al lenguaje forense de ser oscuro y poco comprensible para una persona profana.
– Cortesía-formalidad: En el ámbito forense la cortesía ha de ser extrema y se dirige hacia todos los presentes en la sala. El mismo uso de la toga, la corbata, etc.
El hecho de que el discurso forense sea polémico no legitima al abogado para emplear contra el adversario un lenguaje hiriente, despectivo o agresivo.