Portada » Religión » La Naturaleza y Evolución del Contenido Curricular en la Enseñanza Religiosa Escolar (ERE)
El contenido en la educación ha sufrido cambios muy importantes. Normalmente se ha identificado con los aspectos conceptuales y cognitivos de la enseñanza.
La Reforma Educativa ha incorporado un nuevo planteamiento en el que el contenido abarca todo lo que es objeto de aprendizaje, y este no solo debe centrarse en datos cognitivos. Para que la educación sea integral, es también importante aprender los procedimientos y los valores. Por tanto, se puede entender como contenido tanto los de tipo conceptual como los procedimientos, normas, valores y actitudes.
La evolución del contenido de la Educación Religiosa Escolar (ERE) ha pasado por diversas etapas:
Desde el siglo XVI, la educación de la fe consistió en ofrecer un compendio doctrinal, cuya forma más específica era el sistema de pregunta-respuesta. Ciertamente se enseñaban verdades doctrinales, pero no había una verdadera educación de la fe.
Jungman introduce una gran renovación en cómo ha de entenderse el contenido en la educación de la fe con el libro La Buena Nueva y la predicación de nuestra fe, en el que se pone de manifiesto la necesidad de transmitir una “Buena Nueva”, aspecto muy ausente en la educación de la fe hasta entonces. Jungman propone que el contenido de la educación de la fe es el kerigma, esto es, el mensaje cristiano enunciado como historia de la salvación.
A partir de allí, con el movimiento kerigmático, se toma conciencia de que no basta con transmitir el mensaje cristiano, sino que este debe hacerse en conexión con la realidad del hombre. El punto de partida, pues, es el hombre y su circunstancia.
El Congreso Internacional de Medellín afirma que la educación de la fe debe encarnarse en la situación sociopolítica en que vive el hombre a quien se le anuncia la fe. Hay que asumir al hombre en su historia concreta y comprometerse con él. El mensaje cristiano, desde esta perspectiva, adquiere una dimensión social nueva.
El Concilio Vaticano II (1962-1966) supuso para la Iglesia un cambio profundo. Sus aportaciones clave para la ERE son:
Valoración de la Palabra de Dios: Una primera aportación del Concilio fue valorar la Palabra de Dios y su acercamiento al pueblo.
Renovación Litúrgica: El Concilio afrontó también la renovación litúrgica, poniendo de relieve el valor de la Liturgia como fuente de la fe. En la liturgia se celebran los misterios cristianos. El Año Litúrgico es un recorrido celebrativo por los principales acontecimientos de la vida de Cristo, la Virgen, los Santos, etc. La ERE, pues, encuentra en la Liturgia una fuente del mensaje cristiano, ya que en ella se celebran los grandes acontecimientos de fe (Eucaristía, Sacramentos, Oración, Salmos, Palabra, etc.). En ella debe inspirarse el profesor de religión y a ella ha de acudir para descubrir el mensaje cristiano tal como es vivido y celebrado por la Iglesia.
Relación Iglesia-Mundo: Por último, el Concilio abordó en profundidad el tema de la relación Iglesia-mundo. Ni la Iglesia puede estar de espaldas a la sociedad y a los hombres, ni la fe puede estar divorciada de la vida. Ello nos lleva a concluir que la ERE no puede ser una enseñanza al margen de la vida de los hombres. El hombre y su situación histórica no solo han de estar presentes en el proceso de enseñanza-aprendizaje de la religión, sino que esta ha de iluminar la situación humana.
El contenido fundamental de la formación religiosa es el mensaje cristiano.
El mensaje cristiano hace referencia al misterio de Dios y al misterio de la salvación. Al hablar del misterio no nos referimos a “oscurantismo” o al mundo esotérico. Al hablar de mensaje como misterio nos referimos a la realidad personal de Dios y a cuanto a Dios se refiere en relación con la salvación del hombre. Es conocido porque el mismo Dios nos lo ha revelado.
Rasgo esencial del mensaje cristiano es su carácter de acontecimiento. El significado del mensaje cristiano se identifica con la persona y la vida de Jesús. La esencia del mensaje cristiano es el acontecimiento pascual de la muerte y resurrección de Cristo. Toda la vida de Jesús y cuanto hizo constituye el acontecimiento cristiano.
El mensaje como acontecimiento se identifica con la persona y vida de Jesús. La esencia del mensaje cristiano es el acontecimiento pascual de la muerte y resurrección de Cristo. Toda la vida de Jesús y cuanto hizo constituyen el mensaje cristiano. En conclusión, el mensaje cristiano hace referencia a “Alguien”, a la persona de “Cristo”.
El mensaje cristiano presenta una dimensión doctrinal, por tanto, es objeto de enseñanza-aprendizaje. La vida de Jesús se desarrolló entre gestos y palabras. La enseñanza fue una de sus tareas fundamentales y una de las misiones encomendadas a sus discípulos. Como toda doctrina, también el mensaje cristiano es objeto de aprendizaje y está sometido a los mismos criterios de crítica histórica.
El mensaje cristiano es ciertamente la revelación de Dios al hombre.
El mensaje cristiano, aunque es objeto de fe y forma parte del “Misterio divino”, no por eso la inteligencia humana queda fuera de juego. Se trata de un mensaje comprensible, debido más a la revelación que Dios nos ha hecho, que a la simple capacidad humana. De ahí que no sea un mensaje extraño a la inteligencia del hombre, sino asequible para él, ya que él es el destinatario del mismo. Sería un absurdo que Cristo estableciera una relación causal entre salvación y conocimiento de Dios y luego dicho conocimiento fuese imposible para el hombre.
El contenido, pues, de la formación religiosa es el mensaje y el acontecimiento cristianos presentados y aprendidos desde la óptica de la Iglesia. Precisamente entre las finalidades de la ERE se formula la siguiente: “Presentar el mensaje y acontecimiento cristiano”.
El término “Fuente” (en singular) se refiere a la Palabra de Dios.
El término “Fuentes” (en plural) se usa refiriéndose a otros lugares concretos en los cuales se hace presente la Palabra de Dios:
Es importante subrayar la estructuración del mensaje cristiano en bloques. Los principales esquemas temáticos provienen de la predicación de la primitiva comunidad cristiana, el Catecismo de la Iglesia Católica y el diseño curricular base del área de religión.
Según la Predicación Apostólica: Lo esencial del mensaje cristiano queda recogido en el kerigma, esto es, el anuncio de la muerte y resurrección de Cristo.
Según el Catecismo de la Iglesia Católica (CIC): El mensaje cristiano queda estructurado en 4 grandes bloques:
Según la Programación de la ERE en Primaria: Se establecen 7 bloques:
El mensaje cristiano es de naturaleza muy distinta a los contenidos de las otras áreas, pues tiene su fundamento en la Revelación. No se trata de un contenido de origen humano, sino divino. Los contenidos del resto de áreas son de carácter humano, ya que son resultado del esfuerzo y de la investigación del hombre.
Sin embargo, la Palabra de Dios responde a las características humanas. Desde esta perspectiva, el contenido de la ERE no debe diferir en su tratamiento pedagógico y didáctico de las otras áreas.
El mensaje cristiano queda encuadrado en las dimensiones:
La educación en torno al mensaje cristiano se centra fundamentalmente en el desarrollo de las actitudes.
Criterio Cristocéntrico Trinitario
Estructurar y secuenciar el mensaje en torno a la Trinidad: Dios Padre, Jesucristo y Espíritu Santo-Iglesia.
Criterio de Eclesialidad
Exige ser fiel al Magisterio de la Iglesia.
Criterio de Inculturación
Ofrecer el mensaje cristiano enraizado con los valores culturales que configuran la vida de los alumnos.
Criterio Litúrgico
Tener en cuenta los momentos fuertes del Año Litúrgico: Adviento-Navidad, Cuaresma-Pascua, Pentecostés.
Criterio Histórico
Saber adaptarlo, sin deformar, al mensaje. En síntesis: Fidelidad a Dios y Fidelidad al Hombre.
