Portada » Historia » El Poder Persuasivo del Tercer Reich: Comunicación y Adoctrinamiento Nazi
Tenemos que retroceder hasta el año 1934, época en la que Hitler fue nombrado como Führer de Alemania a través de un referéndum nacional. Aquel gobierno rechazaba cualquier cooperación coordinada; esto se puede considerar como una agrupación de facciones que luchaban por acumular una gran dinastía y poder, y ganar el favor de Hitler.
Este nuevo Partido Nazi supo cómo dominar la comunicación emocional. Se aprovecharon de la crisis y de la debilidad de los ciudadanos alemanes para instaurar una nueva ideología, es decir, los intereses que deseaban establecer. Todo esto lo hicieron para transmitir un mensaje convincente ante la confusa situación que la nación estaba sufriendo.
Las principales bases que defendía el Partido Nazi se basaban en que la política no era un tema de interés social entre los ciudadanos; por otro lado, los políticos tan solo defendían sus intereses individuales. Sin embargo, la gente demandaba una figura con la capacidad de liderar su país.
El Partido Nazi era el único capacitado para reunir estas características y ofrecer a la ciudadanía seguridad y certidumbre. Este movimiento consiguió calar en las clases medias y en ciertos sectores de la burguesía. Para convencer a estos altos grupos de la sociedad, intentaron criminalizar a aquellos que apenas disponían de recursos económicos. De ahí su mayoría absoluta en las elecciones de 1934, donde Hitler se proclamó como el nuevo líder de la Alemania Nazi.
En el momento en el que los Nazis se alzaron con el poder, comenzaron a desarrollar una comunicación muy eficaz con el objetivo de difundir la información a su antojo. Es por ello que los medios servían por y para el gobierno. Una de las figuras a destacar en el desarrollo de la comunicación nazi fue Joseph Goebbels, encargado de la propaganda de la época. Sus principales medidas fueron el cierre de los periódicos alemanes, el riguroso control del resto de medios con normas de lenguaje o la represión a aquellos que cuestionaban e iban en contra del Partido Nazi.
Además, le dieron gran importancia al cine, cuya figura eminente fue Leni Riefenstahl. El Gobierno Nazi se caracterizó por controlar cualquier expresión artística existente en Alemania, es decir, promovía aquellas que podían apoyar su ideología y censuraban y reprimían aquellas que fueran en contra de sus creencias.
La propaganda nazi se caracterizó por su omnipresencia, ya que podíamos encontrar altavoces en las calles, donde se reproducían constantemente los discursos de Hitler. Esta gran presencia de la ideología nazi generó en la sociedad un clima extremista, potenciado por la euforia de la unión de todos los alemanes.
Los Nazis fueron otro de los imperios que confió en la teoría del psicoanálisis, desarrollada por el psicólogo Sigmund Freud. Además, el partido liderado por Hitler enfocó su modelo de comunicación en la irracionalidad de las masas, un planteamiento que consistía en interiorizar unas ideas en la sociedad gracias a la incapacidad de razonamiento de los habitantes.
Al hilo de esto, los líderes vieron que era necesario conectar con el inconsciente de la sociedad para, de esta manera, controlar a los ciudadanos en dos direcciones:
Una de las cuestiones que los Nazis intentaron implementar fue que la adoración al líder iba ligada con la adoración de la nación. En resumen, todo aquel que ayudara a construir la grandeza de la nación sería recompensado con un gran reconocimiento, tanto social como político.
Por otro lado, estaba presente dentro de la población el odio hacia las personas que tenían otras creencias o iban en contra del régimen nazi. Estas personas, entre las que se encuentran judíos, homosexuales o gitanos, sufrían una dura represión y persecución por parte de los alemanes más radicales. Para llegar a este punto tan extremo, los habitantes alemanes sufrieron un proceso de deshumanización por parte de las entidades comunicativas de la nación.
En el cartel «Una radio en cada hogar alemán», observamos una radio gigante, también conocida como Volksempfänger, entre una gran multitud, cuyo propósito era hacer posible que la gran mayoría de la población pudiera recibir con mayor facilidad el discurso nazi. El ya mencionado Goebbels vio que este aparato tuvo un gran impacto a la hora de divulgar la propaganda. Por esta razón, el responsable de la comunicación nazi le dio gran importancia a que estos equipos de radio fueran accesibles para cada familia alemana.
Uno de los objetivos de la implementación del Volksempfänger era omitir todas las emisoras que proviniesen de fuera de Alemania. De ahí nace la famosa frase «Toda Alemania escucha la voz del Führer con la Volksempfänger», que hace referencia a los intereses de los Nazis, los cuales eran que tan solo se pudieran reproducir los mensajes dados por Hitler.
A consecuencia de la interiorización de los conceptos que promovía Hitler, se consiguieron justificar diferentes actos como pudieron ser los asesinatos de miembros de la oposición socialista y comunista. Además, los que no fueron asesinados fueron encarcelados o exiliados. Por otro lado, desde el inicio del mandato nazi, la educación se basó principalmente en el adoctrinamiento político de los más jóvenes, con la finalidad de inculcar actitudes racistas y xenófobas a aquellos que se alistasen al servicio militar nazi.