Portada » Electrónica » Magnetotérmico: Funcionamiento, Tipos y Selección para Protección Eléctrica
Un magnetotérmico es un dispositivo esencial de protección eléctrica, diseñado para interrumpir el suministro de corriente en caso de sobrecarga o cortocircuito. Su función principal es salvaguardar tanto la instalación eléctrica como los equipos conectados, previniendo daños por sobreintensidades peligrosas.
A diferencia de los fusibles, los magnetotérmicos ofrecen una ventaja clave: pueden rearmarse manualmente tras una desconexión, eliminando la necesidad de reemplazo. Cuando un magnetotérmico se dispara, su palanca de accionamiento baja. Una vez solucionada la avería, basta con volver a subir la palanca para restablecer el suministro eléctrico.
Los magnetotérmicos protegen contra dos tipos principales de problemas eléctricos:
Una sobrecarga ocurre cuando un circuito transporta una corriente superior a la que fue diseñado para soportar. Esto puede deberse a:
El magnetotérmico mide la corriente que lo atraviesa y, si esta supera un valor determinado por un tiempo prolongado, se dispara y corta el suministro eléctrico. El tiempo de disparo depende directamente de la intensidad: a mayor sobreintensidad, menor tiempo de respuesta.
Un cortocircuito se produce cuando hay una conexión no deseada entre dos puntos del circuito, permitiendo que la corriente fluya sin resistencia significativa y provocando un aumento drástico de la intensidad. Si no se interrumpe rápidamente, el calor generado puede derretir cables y provocar incendios. En esta situación, el magnetotérmico detecta la anomalía y actúa de inmediato, desconectando la electricidad en milisegundos.
El magnetotérmico cuenta con dos mecanismos de disparo complementarios:
Funciona a través de un interruptor bimetálico, compuesto por dos láminas metálicas con distinto coeficiente de dilatación. Cuando la corriente supera la nominal del circuito, el bimetal se calienta y se dobla, disparando el resorte que abre el circuito. El tiempo de respuesta es inversamente proporcional a la corriente: cuanto mayor es la sobrecarga, más rápido se dispara.
Actúa mediante un electroimán, que consiste en una bobina alrededor de un núcleo de hierro. Cuando se genera un cortocircuito, la intensidad en la bobina aumenta drásticamente, creando un campo magnético muy fuerte que activa una armadura móvil. Esta, a su vez, acciona la barra de disparo, abriendo el circuito en milisegundos.
La diferencia clave entre ambos sistemas es que el bimetal (protección térmica) tiene un tiempo de reacción más lento, ideal para sobrecargas sostenidas, mientras que el electroimán (protección magnética) actúa casi instantáneamente, crucial para cortocircuitos.
Las curvas de disparo del magnetotérmico muestran gráficamente el tiempo que tarda en abrirse en función de la intensidad que lo atraviesa. Estas curvas se dividen en dos partes principales:
La elección de la curva adecuada es fundamental para la protección específica de cada instalación:
Al elegir un magnetotérmico, se deben considerar varios factores clave para asegurar una protección óptima:
La selectividad es una característica crucial que garantiza que, en caso de una avería, solo se dispare el magnetotérmico más cercano al problema, sin afectar al resto de la instalación. Esto minimiza las interrupciones y facilita la localización de fallos.
Para lograr una buena selectividad, el magnetotérmico más cercano a la carga debe dispararse antes que los superiores en la instalación. Esto se consigue coordinando adecuadamente la intensidad nominal y la curva de disparo de cada interruptor en la cadena de protección.