Portada » Griego » Historia y Cultura del Antiguo Egipto: Un Viaje a las Orillas del Nilo
El Nilo nace en una serie de lagos y arroyos del África Oriental y desemboca en el Mar Mediterráneo. Sus inundaciones anuales transformaban el desierto en tierra fértil. Después de las inundaciones, quedaba un barro llamado limo, que nutría el suelo.
El Nilo fue un factor unificador, ya que requería una acción conjunta para cultivar el suelo. Aunque se ha descrito a Egipto como una región aislada, esto no significa que careciera de intercambios comerciales o culturales con el exterior, sino que sus barreras naturales dificultaron durante mucho tiempo las invasiones.
El poder era unipersonal, concentrado en el faraón. Este era la máxima autoridad política, militar y religiosa, dictaba leyes, las hacía cumplir y administraba justicia. El cargo era hereditario según la dinastía y su poder era absoluto. Para el pueblo egipcio, el faraón era considerado un Dios viviente, su autoridad era incuestionable. Esta forma de Estado donde se considera al Rey una divinidad o representante de ellos se denomina monarquía teocrática.
Los habitantes dependían del cultivo. La agricultura era la actividad fundamental, basada en el Nilo, sus crecidas y la fertilidad del suelo. Los principales cultivos eran:
La ganadería complementaba la agricultura, criaban cabras, cerdos, reses, cazaban aves y pescaban.
El comercio exterior estaba reservado para el gobierno central. El faraón era el único que podía comerciar, controlaba las expediciones destinadas a conseguir productos que no había en Egipto, como el cobre, cedro y el estaño. El gobierno egipcio exportaba rollos de papiros, cereales, oro y artesanías locales.
Los habitantes practicaban el comercio interior, utilizando el trueque, ya que no había moneda. Intercambiaban artesanías, objetos de vidrio, cerámicas, madera y metal. Para la explotación, los egipcios estimaban el valor de sus productos en oro. Otra actividad importante era la explotación de los metales preciosos, realizada solamente por el gobierno, ya que la acumulación de riqueza acrecentaba el tesoro real.
Los habitantes de Egipto estaban obligados a pagarle al Estado el tributo. Las tierras le pertenecían al faraón. El gobierno todos los años hacía un censo para registrar los granos y el ganado existente. Sobre la base de estos datos se establecía el tributo que debían pagar al faraón.
El nomarca recogía el tributo en cada provincia y mandaba una parte al granero real, donde se almacenaban los productos de las huertas y del campo. El tributo era utilizado por el Estado para el pago de los funcionarios, intercambio con otros Estados y el reparto de granos almacenados entre la población en la época en que las cosechas eran flojas.
Creían en varias divinidades: eran politeístas. Tenían un culto oficial y algunos dioses fueron venerados en todo el territorio. Un dios importante era Ra, el dios del sol, creador del mundo. El culto a los Dioses ocupaba un papel significativo en la vida de los egipcios. Construían templos para los Dioses y preparaban comidas, bebidas y realizaban fiestas en su honor, pero no realizaban sacrificios humanos.
A cambio de las ofrendas, los egipcios esperaban recibir favores divinos, ya que consideraban a los dioses, en general, bienhechores. La población podía hacer pedidos a los dioses cuando las estatuas de estos eran exhibidas en las procesiones durante las grandes ceremonias.
La creencia en una vida más allá de la muerte fue una de las más importantes de la cultura egipcia. La muerte no era considerada el fin, sino un pasaje a la vida eterna, sin sufrimientos. Por este motivo, se llevaban a la tumba todos los bienes que podían necesitar para alimentarse, descansar, divertirse, etc. Desarrollaron la técnica de la momificación porque la conservación del cuerpo era primordial para la vida eterna.
Colocaban a la momia en una tumba junto a series de objetos que le servirían al difunto en el más allá. Al principio, creían que solo el faraón podía pasar a la vida eterna, pero con el tiempo esta concepción se extendió a los sectores privilegiados que tenían recursos económicos para pagar la momificación.
Las etapas de la momificación eran: deshidratación, conservación y vendaje. Impregnaban el cuerpo con brea, por eso el color negruzco de las momias. El culto de los muertos también tenía un contenido ético o moral. Los egipcios creían que para acceder al más allá se debía pasar por un juicio.
Los egipcios creían que además del cuerpo y el alma tenían el KA, que al morir se presentaban a un juicio frente a Osiris (dios del más allá) y otras divinidades. Anubis (dios de los muertos) realizaba la acción de pesar en una balanza, en un platillo colocaba el corazón del muerto y en el otro una pluma (símbolo de la justicia).
Solo lograban la eternidad quienes tuvieron una vida honesta. El KA, ayudado por el Libro de los Muertos (código de reglas que guiaban al difunto), realizaba la declaración de inocencia en la que negaba haber realizado malas acciones. Si sus dichos eran veraces, el corazón, que nunca mentía, estaba en equilibrio con la pluma y el alma podía disfrutar de la vida eterna.
La construcción de grandes estatuas aseguraba al difunto la posibilidad de «reencarnarse´´. Las representaciones pintadas o esculpidas sobre las paredes de la tumba o en paneles de madera recreaban las condiciones de la vida del difunto, para que así, él pudiera seguir viviendo. Las más célebres expresiones arquitectónicas son las monumentales pirámides y los grandes templos.
Dinastías III a VI.
Dinastías VII a X.
Dinastías XI a XVI.
Dinastías XII a XVII.
Dinastías XVII a XXV.