Portada » Educación Artística » Annibale Carracci: El Hércules Farnese y la Virtud en la Pintura Barroca Romana
En la Galería Farnese, encontramos referencias a obras como la de Barocci, Virgen del Popolo, con su figura de espaldas. Entrando en los lunetos, tenemos la escena de Ulises. Enfrente, se representan los hermanos de Catania y Perseo y Medusa, símbolo del valor. La historia de estos hermanos narra cómo, durante una erupción del Etna, la lava invadió la ciudad de Catania, y los dos jóvenes se llevaron sobre sus hombros a sus padres.
El cuadro central de la bóveda es una obra singular. Difiere del resto porque no es pintura al fresco, sino al óleo. Es un cuadro encastrado en la bóveda y, como el resto de medallones que son una serie de molduras, está enmarcado. Enseguida se quitó y se trasladó al Palacio Farnese en Parma. Después pasaría por diferentes manos. En su lugar se pondría una copia que no tiene la calidad del original.
El cuadro tiene diferentes títulos: El Juicio de Hércules, Hércules entre el Vicio y la Virtud y Hércules en la Encrucijada (donde debe elegir entre dos figuras). Estas figuras están en consonancia con el techo, ya que todo está relacionado porque alude a la virtud, el amor sacro y el amor profano.
Hércules es siempre el símbolo del valor y, por tanto, de la virtud. Por ello se le representa eligiendo entre la figura que representa la virtud y la que representa el vicio. Se encuentra impasible, mira hacia el espectador como pidiendo ayuda. Viste a la usanza romana, con una túnica azul muy severa. Señala una montaña con un camino con curvas y contracurvas (la virtud). El saber está representado a sus pies mediante la figura de un hombre con un libro. Debe elegir entre las dificultades de la virtud y una figura muy hermosa acompañada de elementos musicales, que representan la vida fácil y el vicio. Además, esta le ofrece una selva por detrás que le oculta todo, de modo que solo ve las cosas buenas. Esta es la interpretación que se ha venido dando.
Desde el punto de vista estético, tenemos una composición en primer plano, con figuras monumentales. Al llegar a Roma, Carracci vuelve a mirar al mundo romano, por lo que insiste en las composiciones de primer plano y, por detrás, paisajes que aparecen como un telón de fondo. Siguiendo lo que había aprendido en su periodo anterior, nos vuelve a cerrar la escena dejando una pequeña línea del horizonte donde la luz es clara, procedente de un foco situado a la izquierda. Además, es un foco claro, uniforme, envolvente, etc. Esto hace que las figuras estén muy perfiladas, contorneadas; el dibujo es protagonista y tiene un gran volumen. Contrastan las dos figuras: una más naturalista, vestida de rojo (la Verdad) y azul; frente a ella, tenemos un semidesnudo donde vemos las proporciones del cuerpo que nos remiten a las proporciones manieristas (cabeza pequeña, etc.). Sin embargo, la figura de nuestra izquierda, con su cabello rubio, nos recuerda la influencia veneciana. De ahí toma también el tratamiento de las transparencias, que permiten ver la desnudez de la figura. Sin embargo, vemos diferencias en el tratamiento de las telas: muy livianas, se mueven con más facilidad, lo que aporta la nota barroca en cuanto a movimiento en esta composición, que es muy estática. En cuanto a la figura de la izquierda, las ropas caen rectas y estáticas (influencia romana).
La composición es también clasicista: Hércules en el centro está estático, parece un eje simétrico geométrico. Marca un eje central continuado por la piedra y la palmera, dividiendo la composición en dos partes casi simétricas (propio del clasicismo). También, en relación con el clasicismo, tenemos colocadas en primer plano a las dos figuras. Entre ambas se crea un espacio intermedio, donde está Hércules. Lo mismo sucede con el hombre de la esquina y con la mesa de la otra punta, que crean un plano en profundidad que nos lleva a las figuras principales.
En cuanto al color, hemos hablado de cómo influía en la pintura veneciana. Al llegar a Roma, Carracci se ve influenciado por el color romano, menos rico y con menos efectos lumínicos. Si vemos el azul y el rojo del cuadro de Carracci, estamos viendo el azul y el rojo de la Virgen de la Silla de Rafael. Es un color seco, donde la luz incide se hace más claro, y en la sombra más oscuro. Pero solo hay esos matices en función de la luz. Si pasamos al rojo de Tiziano, es un color mucho más vivo, donde la luz incide, creando efectos más plateados y dorados, y una cadencia en los tonos según su influencia.
En cuanto al tema, está en relación también con Tiziano y con su cuadro del Amor Sacro y Amor Profano. Vemos exactamente el mismo tema.