Portada » Otras materias » Periodismo Especializado: Orígenes, Principios y su Rol en la Sociedad Actual
El periodismo especializado es el estudio y la práctica de los métodos, las técnicas y las formas de expresión de los contenidos relativos a los distintos ámbitos del interés periodístico en los diversos medios de comunicación.
El origen del concepto de periodismo especializado se encuentra en los primeros estudios realizados en la Universidad Complutense de Madrid, bajo la denominación de Información Periodística Especializada (IPE). Este concepto, de carácter inicialmente teórico y basado en la estructura, fue encontrándose a lo largo de los años con la necesidad de interactuar con la práctica de la profesión periodística. Así, diversas áreas de estudio fueron aportando a este concepto, fácilmente identificable en la praxis del periodismo, pero con un escaso corpus teórico.
Redacción Periodística y Periodismo de Investigación fueron algunos de los primeros marcos en los que encajó la Información Periodística Especializada. Los siguientes pasos en la investigación hicieron que áreas como las del Periodismo de Fuentes, el Periodismo de Explicación o la Teoría General de Sistemas hicieran acto de presencia en los modelos de estudio a través de los diferentes Planes de Estudio desarrollados en las Facultades de Periodismo.
Si esto ocurría en el ámbito científico y los grados y licenciaturas lo incorporaron como asignatura, es claramente fruto de la realidad que se vive en los medios de comunicación. El periodista generalista es, por definición, un todoterreno que tiene en la formación humanista su principal aliado, y en esta es en la que tradicionalmente se han centrado los estudios de periodismo en la universidad. La especialización, por otro lado, es algo también consustancial a la práctica periodística, y criterios tan generales como las secciones en un rotativo generalista o los contenidos propios de un medio, dependiendo de su implantación territorial, ya suponen de por sí un modelo de especialización. Una pléyade de publicaciones especializadas surgiría en el siguiente paso de la evolución de la especialización periodística, con contenidos y enfoques diferentes para publicaciones y públicos diversos.
El desarrollo del periodismo especializado en el periodismo moderno tiene dos hitos históricos trascendentes: la Comisión Hutchins (que da lugar a la Teoría de la Responsabilidad Social de la prensa) y el movimiento del Nuevo Periodismo Norteamericano.
El periodismo, tal y como hoy lo estudiamos, tiene su origen en el periodo de entreguerras, en el que se produjo el auge de los medios tradicionales (radio, prensa y televisión). Este es el momento en el que la sociedad también otorga a esos medios un nivel de credibilidad suficiente como para que se conviertan en elementos conformadores de la realidad social que nos rodea y de las propias relaciones entre los individuos que la componen.
El acuerdo social y las circunstancias históricas, junto al desarrollo tecnológico y social, han hecho, sin embargo, que el periodismo generalista o de actualidad que triunfó en ese momento necesitase una actualización. Ese modelo lleva mutando desde hace años a un sistema asentado en una sociedad más compleja y en la que los niveles de interactividad son mucho más elevados. En muchas ocasiones, la complejidad de los asuntos abordados y la necesidad de una información específica hacen imprescindible la aportación de un contexto que la explique.
El periodismo generalista garantiza:
Estas cualidades incuestionables pueden provocar ciertas disfunciones en la transmisión del mensaje. En sociedades complejas, con capacidad de acceso a más fuentes y una alta interactividad, los peligros de fracaso en el proceso comunicativo propio de los mass media son aún mayores:
Los periodistas generalistas, durante décadas, se caracterizaron por salir a la calle, por el contacto directo con las fuentes, por la visión plural de una realidad. La actualidad y la demanda de las empresas periodísticas por un producto determinado han provocado que las relaciones de los periodistas se realicen desde las redacciones y rara vez se tenga tiempo para realizar un verdadero trabajo de calle. Incluso en la crónica de sucesos, la celeridad y la inmediatez han provocado que se haya perdido la profundización, la investigación in situ y la crónica profesional.
Las declaraciones oficiales, notas de prensa y ruedas de prensa han provocado una estandarización creciente en el material de trabajo de los periodistas, lo que ha llevado a los productores de contenidos a especializarse de tal forma que permiten dotar de forma consumible contenidos, muchas veces intrascendentes, pero de fácil venta a un periodista generalista.
La clave no solo está en el tipo de periodistas y su trabajo diario, sino en la decisión de las empresas de comunicación de incluir en sus espacios contenidos que realmente superen lo banal y superficial. Esta situación de ausencia de contenidos de calidad es, sin duda, uno de los principales factores del alejamiento del público de los medios tradicionales y su búsqueda desesperada de canales alternativos, aun a riesgo de acceder a contenidos sin credibilidad.
El acceso a las nuevas tecnologías es una tónica general desde los albores del nuevo periodismo. Esa realidad, con el paso del tiempo, se ha convertido en un hecho constatable no solo para los medios tradicionales, sino para cualquier ciudadano con un mínimo de formación.
El cambio de paradigma ha permitido a los grandes medios consagrar sus esfuerzos al acceso rápido y contundente a las fuentes y a los contenidos, pero lo mismo ha sucedido con los receptores tradicionales. Las fuentes han cambiado de esquema al estar disponibles para todo el mundo y no solo para los periodistas.
Lo anterior ha provocado que la conformación de la imagen de la realidad de los ciudadanos sea posible gracias a numerosos canales y no solo a través de los de producción periodística.
En España, la constatación de esos cambios se produjo en los años 70 y supuso la aparición de una nueva disciplina en las escuelas de periodismo denominada Información Periodística Especializada.
Esta nueva rama del periodismo pretendía dar solución a la pérdida de lectores y a la falta de credibilidad de los medios tradicionales. Su pretensión era la de analizar la producción y difusión de textos periodísticos, elaborados con el propósito de contribuir a la divulgación de las distintas especialidades del saber experimental, social y humanístico, en función de su pertinencia científica y de su interés, al mayor número de personas, de manera principalmente narrativa a través de los medios de comunicación.
Las soluciones que apuntaba el Periodismo Especializado, según el profesor Pedro Orive, eran: «La especialización diagnostica los problemas de la sociedad dinámica, cuestiona sus posibles soluciones y despierta en el sujeto receptor el deseo de ahondar en la problemática conflictiva dentro de la cual está inmerso».
El objetivo del Periodismo Especializado no es fabricar especialistas, sino convertir las diferentes ramas de especialización de la realidad en un objeto comunicable acorde a los cánones establecidos dentro de la producción periodística. Los objetivos del Periodismo Especializado serían:
El origen de la Comisión Hutchins es la inquietud del fundador de Time y Life, Henry Luce, sobre la situación del periodismo del momento. Para abordar este asunto, se creó un grupo de educadores, filósofos, abogados y teóricos de la comunicación, presidido por el rector de la Universidad de Chicago, Robert Hutchins.
El objetivo de esta comisión plural y heterogénea era analizar el papel de los medios de comunicación en la sociedad norteamericana, cuyo paradigma era el liberal o Teoría de la Libertad de Prensa, que entre otras cosas defendía:
El presidente de los EE. UU., Jefferson, a finales del siglo XVIII, había dicho que prefería un país en el que hubiera periódicos aunque no hubiera Gobierno a un país con Gobierno pero sin periódicos, y Alexis de Tocqueville concedía a la prensa un papel de primer orden como garante de un funcionamiento auténtico del Estado de Derecho.
Pese a esas corrientes y convencimiento de la sociedad y los poderes fácticos norteamericanos, la situación que vivía la prensa del momento arrojaba un buen número de sombras sobre la evolución del sistema. Así, los norteamericanos se encontraron con los excesos del periodismo sensacionalista y los abusos y mentiras de la propaganda, lo que llevó a los americanos a sentir que nadie estaba a salvo de los rumores, las exageraciones o las mentiras que se sucedían en una escalada que se justificaba siempre en la Primera Enmienda de la Constitución Americana que establece: «El Congreso no hará Ley alguna respecto al establecimiento de ninguna religión o para prohibir el ejercicio de la misma; o para limitar la libertad de palabra o la de prensa o del pueblo para reunirse pacíficamente y pedir al Gobierno la reparación de las injusticias».
El periodismo había sido hasta el siglo XIX eminentemente ideológico, y en el siglo XX esta tendencia fue sustituida por el periodismo informativo, basado en el simple acontecimiento, con fuentes dispares y cambiantes, donde la competitividad era feroz, donde primaba la actualidad, la exclusiva y el scoop. Un periodismo de muchas cosas en lo cuantitativo, pero carente de profundidad cualitativa, con los riesgos que eso supone para el amarillismo. Un periodismo, en realidad, en estado puro que buscaba la información a pie de calle y que esencialmente buscaba el impacto, pero también un periodismo con poco rigor y, en muchas ocasiones, superficial.
El análisis de todo esto es a lo que se dedicó la Comisión Hutchins, que al final de su trabajo publicó un informe que contenía críticas y propuestas de solución que continúan teniendo vigencia décadas después. Las principales críticas serían:
La Comisión llega a una serie de conclusiones fruto de estas disfunciones detectadas en el ejercicio incorrecto de los medios de comunicación. El informe llega a destacar el poder omnímodo de la prensa y la dejación de funciones protagonizada por otras instituciones de la sociedad civil americana como la Iglesia, la familia o la escuela. El modelo americano y su propia Constitución hacen inviable que la Comisión se pronuncie en términos de control o regulación, y por ello se limita a hacer una serie de recomendaciones:
El enfrentamiento entre periodismo especializado y periodismo generalista, sin embargo, no es tan sencillo. No todo el periodismo especializado es la garantía de solución a los problemas del actual mercado de la comunicación. El profesor Héctor Borrat afirma: «La primera concepción de profesionalismo identifica a la prensa especializada por oposición a la prensa de información general. Confunde así prensa especializada con prensa de información selectiva. Las características de los textos no contarían para perfilar a un periódico como prensa especializada: bastaría con que tal periódico no fuese de información general. Criterio a todas luces indefendible. La segunda concepción de profesionalismo destaca a los especialistas por oposición a los generalistas: comprobada su presencia en las páginas de los periódicos, da por sentado que todos los textos por ellos firmados son periodismo especializado. La especie más antigua sería el llamado especialista por simples razones de hábito en el desempeño de sus roles profesionales: el periodista experimentado. Las especies de aparición más recientes serían el periodista científico y el que practica el periodismo de investigación».
De todo lo anterior se deriva la Teoría de la Responsabilidad Social de la Prensa que McQuail resume en los siguientes puntos:
El propio Hutchins afirma: «El gran poder de la prensa conlleva grandes obligaciones [….] es de vital importancia que esas recomendaciones sean aplicadas en pro de la libertad de prensa, bajo una continua preocupación moral entre prensa y sociedad».
La Teoría de la Responsabilidad Social de la Prensa influyó sobremanera en el periodismo que se hizo a partir de ese momento. Surgen nuevos tipos de periodismo como el periodismo de investigación, el periodismo de interpretación o el periodismo especializado, que han aportado técnicas, métodos y resultados muy valiosos para aquellas sociedades donde se han desarrollado. Son periodismos que van más allá de la información y pretenden contextualizar, explicar y valorar los hechos.
El periodismo de interpretación o de explicación proclama la crisis del concepto tradicional de la objetividad y propone nuevos elementos, estructuras y formas de ordenar el texto, de modo que, sin perder la claridad y la comprensión, consiga construir un relato en el que los distintos elementos que contribuyen a la explicación no tengan por qué someterse a la dictadura de una única posibilidad.
El Informe Hutchins también fue un acicate para lo que se denomina autorregulación, y los medios comenzaron a elaborar códigos deontológicos que recogen principios redaccionales y éticos para conseguir un periodismo de calidad, riguroso, libre y con responsabilidad social.
Los códigos deontológicos no suponen que se dejen de producir atropellos por parte de los medios de comunicación, pero también es cierto que suponen un ejercicio de reflexión y un horizonte en el que mirar a los profesionales y a los editores de los medios. Los códigos deontológicos normalmente desarrollan los aspectos menos claros del marco jurídico de cada país. El Colegio de Periodistas de Barcelona propone este código para su uso y respeto: