Portada » Español » Esquemas Mentales y Creencias Populares: El Poder de Mitos y Relatos Fantasmagóricos
Para la construcción del conocimiento, el ser humano siempre ha precisado de esquemas. Por ejemplo, para colocar un tornillo de determinada forma y dimensión, es imprescindible un tipo específico de destornillador. Aunque tengamos otras herramientas mejores o más desarrolladas, es muy probable que no sirvan de nada para resolver este problema específico. De la misma manera, los esquemas serían las herramientas, instrumentos específicos que, por regla general, sirven para una función determinada y se adaptan a esta, y no a otra. En sí, un esquema es una representación mental de una situación concreta o de un concepto que permite manejarlos internamente y enfrentarse a situaciones iguales o parecidas en la realidad. Al igual que las herramientas, los esquemas pueden ser muy simples o muy complejos; también pueden ser muy generales o muy especializados.
El ser humano posee innumerables tipos de esquemas que va acumulando en su mente en relación con su edad y su capacidad de adquirirlos. Como uno de los esquemas definitivos encargados de referencias socioculturales e históricas, encontramos a los mitos. Estos desempeñan funciones indispensables, tales como realzar las creencias, salvaguardar principios morales y garantizar la eficacia de las ceremonias rituales. El mito tiene sus orígenes en la oralidad, y sus detalles varían a medida que es transmitido de generación en generación, lo que los convierte en una parte de suma importancia en el aprendizaje, pues además de ser herramientas cognitivas, son productos culturales e históricos.
En nuestra provincia, es posible apreciar los mitos en calidad de esquemas, debido a su presencia estable en la idiosincrasia popular tucumana. Esto se puede constatar mediante la investigación y el contacto directo con la población, que en su mayoría manifiesta la presencia de los mitos a lo largo de su vida, particularmente en la temprana edad, en el marco del estadio operacional concreto. Esta es una de las etapas del aprendizaje donde se desarrolla el manejo frecuente de los símbolos y la aparición de las primeras creencias subjetivas, que en algunos casos son animistas, realistas y artificialistas.
De la misma manera en que los mitos, al constituirse en esquemas, inciden en el desarrollo psíquico de las personas, los relatos y las apariciones fantasmagóricas lo hacen sobre las actitudes de las personas. Entendemos por actitudes una disposición interna del individuo respecto a un objeto, tal como lo señala el psicólogo social Serge Moscovici.
Los fantasmas, en el folclore de muchas culturas, son supuestos espíritus o almas desencarnadas que se manifiestan entre los vivos de forma perceptible. En la mayoría de las culturas contemporáneas, las apariciones de fantasmas están asociadas a una sensación de miedo.
En las creencias de la Nueva Era, se intenta racionalizar la creencia tradicional afirmando que los fantasmas son cúmulos de energía negativa o que se trata de imágenes holográficas de personas que han dejado impregnado el ambiente con su imagen y sus actividades.
Sea cual sea el punto de vista, tanto los relatos como las apariciones, de las que gran cantidad de personas han sido partícipes, tienen la capacidad de producir un cambio de actitud en el marco de la comunicación persuasiva. Esta se hace solícita por parte del individuo que produce un mensaje y los argumentos pertinentes para aumentar su credibilidad. Esto se evidencia en el caso de una situación hipotética pero común donde el receptor de un mensaje que defiende la existencia de algo incomprobable, como en el caso de los fantasmas, se ve convencido gracias a los recursos utilizados por el emisor, tales como la credibilidad, el atractivo, la integridad e incluso su conducta no verbal.
Es por esto, y bajo este contexto, que decidimos realizar una investigación para definir cómo estas fuentes (mitos y relatos de fantasmas) afectan tanto el accionar de las personas como influyen en su educación.
Si bien los mitos parecen haber sido planteados originalmente como historias literalmente ciertas, la dialéctica entre la explicación mítica del mundo y la filosófica y científica ha favorecido el desarrollo de lecturas no literales de los mitos, según las cuales estos no deberían ser objeto de creencias, sino de interpretación. La lectura simbólica considera que el mito posee un contenido veraz, pero no sobre aquello que aparentemente trata, sino sobre los contenidos mentales de sus creadores y usuarios. Los mitos contienen también pautas útiles de comportamiento: modelos a seguir o evitar, e historias conocidas por todos con las que poner en relación las experiencias individuales.
Los mitos son relatos que perduraron y son válidos a pesar del tiempo, ya que representan una historia simbólica cuya alegoría refiere a acontecimientos de la naturaleza que se repiten periódicamente y se caracterizan por tener tres rasgos definidos:
Considerar al mito un simple cuento es un error muy difundido.