Portada » Ciencias sociales » Teorías Sociológicas de la Desviación: Merton y Cohen sobre Anomia y Subculturas
Robert Merton, sucesor de Émile Durkheim en el estudio de la desviación social, centró su atención inicialmente en Estados Unidos. Observó un crecimiento masivo de la criminalidad, especialmente en ciudades que experimentaban un desarrollo vertiginoso y una gran diversidad cultural. Esta situación se traducía en centros urbanos altamente degradados, mientras que las clases sociales altas se establecían cómodamente en la periferia.
Merton concebía a Estados Unidos como una tierra de oportunidades ilimitadas, donde el pasado no era un impedimento. La premisa era que cualquier individuo podía alcanzar sus metas y la riqueza, siempre y cuando utilizara medios legítimos y honrados para lograr el éxito material.
Sin embargo, una sociedad que prioriza el éxito material como la máxima expresión de triunfo debe, a su vez, proporcionar los medios necesarios para alcanzarlo. No obstante, no todos tenían acceso a estos medios. Aquellos a quienes la sociedad negaba las vías legítimas se veían, por tanto, abocados a la delincuencia.
Según Merton, la cultura establece las metas que la gente debe desear, mientras que la estructura económica define los medios legítimos para lograrlas. En la sociedad occidental, el éxito material es una meta primordial. Sin embargo, a muchos individuos se les niega el acceso legítimo a estos medios, lo que los lleva a recurrir a fórmulas ilegítimas para alcanzar sus objetivos. Esta tensión o contradicción entre el deseo de obtener el reconocimiento social que la riqueza confiere y las dificultades para prosperar por medios lícitos (especialmente en las capas menos favorecidas de la población) es lo que, en última instancia, impulsa el comportamiento delictivo.
La desviación es un modo de adaptación individual a las contradicciones inherentes a la estructura social.
Albert Cohen (1955) propone un esquema similar al de Merton, pero reemplaza el concepto de éxito genérico por el de estatus. Cohen enfatiza que el comportamiento desviado puede ser negativo, destructivo y no utilitario. Ante la falta de oportunidades reales para integrarse en el sistema de valores y normas de la clase social dominante, los jóvenes buscan resolver esta frustración de estatus uniéndose a un grupo subculturalmente establecido, donde encuentran reconocimiento y apoyo entre sus pares.
Cohen se dedicó a estudiar la situación de los jóvenes que no lograban ascender a la clase media y que percibían que la teoría de la igualdad de oportunidades y el ideal de bienestar no los representaban. Por ello, postuló que estos jóvenes tienden a construir su propia subcultura desviada.
Para Cohen, una subcultura es un fragmento o cultura opuesta a la dominante, definida como un sistema de valores y creencias que fomenta actos delictivos. Esta subcultura otorga un rango social a sus miembros en función de sus acciones y establece el tipo de relaciones que deben mantener con personas ajenas a ella. De este modo, se manifiesta un claro rechazo a la cultura dominante u oficial de la clase media, cuyos valores están alineados con la sociedad capitalista.
La propia naturaleza de nuestra cultura es la que favorece la formación de subculturas delincuentes.
Dado que los jóvenes de estatus socioeconómico bajo no pueden competir en el ámbito escolar por los valores y premios típicos de la clase media, generan un orden de estatus alternativo al de los adultos, con valores creados en oposición directa a los establecidos.
En su obra Delinquent Boys, Cohen identifica cinco aspectos característicos de la delincuencia de grupos o bandas de clase social baja:
La única autoridad que un joven de una banda de estas características reconoce es la de su propio grupo. Por ello, se habla de subcultura: un conjunto de valores, creencias y liderazgos que se oponen al orden establecido, donde la lealtad y el respeto se dirigen exclusivamente hacia los miembros de su propia agrupación.