Portada » Magisterio » Estrategias Pedagógicas para la Inclusión y la Diversidad en el Aula
Con la evolución de todos los ámbitos a lo largo del tiempo, la atención a la diversidad en el ámbito de la educación trata de fomentar una enseñanza igualitaria para todos los alumnos del aula, independientemente de su procedencia, cultura, situación personal o si presentan algún tipo de impedimento u obstáculo (como dislexia, hiperactividad o TEA, entre otros) que, a primera vista, pudiera sugerir que no pueden seguir el ritmo de sus compañeros/as. Todo esto se aborda desde la perspectiva inclusiva, la cual defiende un modelo en el que no se discrimina a nadie.
Es importante, por tanto, definir y saber cómo atender a esta diversidad dentro del aula. Con este propósito, además del docente tutor, existen varios especialistas de apoyo presentes en todos los centros educativos. Este profesional, que ha cursado estudios específicos para esta labor, debe poseer una gran capacidad emocional para tratar con los alumnos que más precisan su ayuda, pero también debe interactuar de igual manera con el resto de alumnos.
Con el fin de mejorar la atención a la diversidad, el especialista de apoyo fomenta en el aula trabajos cooperativos entre los alumnos para estrechar lazos y promover la interacción entre todos, evitando el rechazo. Un ejemplo de estos trabajos cooperativos son las tertulias literarias, en las que todos los alumnos pueden participar en las actividades, aunque no se les exija el mismo nivel de desempeño.
Hay que tener en cuenta también que lo que se busca con este tipo de aprendizajes es lograr que los alumnos aprendan y no solo memoricen. Por lo tanto, es importante la forma en que el docente prepara las clases y, sobre todo, los exámenes. El uso de las nuevas tecnologías y, especialmente, ciertas apps, resultan bastante frecuentes en casos de alumnos con dificultades, ya que facilitan su adaptación, comunicación, mejora de la atención y refuerzo general.
Así, los métodos de aprendizaje han evolucionado para adaptarse a las necesidades de cada momento. En la actualidad, la atención a la diversidad en el aprendizaje se hace necesaria para poder vivir en una comunidad cada vez más multicultural y heterogénea, como también lo es aprender a dar un uso correcto y práctico a las nuevas tecnologías en el ámbito educativo.
En primer lugar, conviene destacar que la inclusión se basa en la ética de la igualdad de derechos para todas las personas, independientemente del origen del alumno, de si sufre TEA o de si no domina el idioma principal del centro.
Didier debería tener las mismas oportunidades de aprendizaje que sus compañeros de clase y no ser excluido ni discriminado de ninguna manera, algo que, lamentablemente, proponen algunos compañeros docentes en este centro. Desde mi punto de vista, es fundamental permitir al alumno crecer en su nuevo entorno, facilitarle la adquisición de nuevos conocimientos y la mejora de sus capacidades mentales y emocionales. Al mismo tiempo, se debe facilitar su familiarización con la lengua principal del centro, brindándole la ayuda necesaria para que tenga las mismas oportunidades y condiciones que sus compañeros y compañeras de clase, aunque el proceso le resulte más costoso.
Con este propósito, los alumnos con dificultades como las de Didier deberían tener acceso a apps educativas, ya que estas herramientas favorecen su desarrollo cognitivo, emocional y comunicativo. Además, cuentan con un especialista de apoyo, un profesional adicional en el aula con conocimientos más específicos para ayudar a este tipo de alumnos, complementando la labor del docente tutor.
En definitiva, la escuela es la primera institución social a la que acuden los niños y es fundamental que aprendan en ella el valor de la igualdad. Es en la escuela donde se debe garantizar que, en todos los centros, públicos o privados, todos los alumnos disfruten de las mismas condiciones y oportunidades para desarrollar sus conocimientos de manera igualitaria.
El aprendizaje cooperativo consiste en la utilización didáctica de equipos reducidos de alumnos (entre tres y cinco personas) para maximizar la interacción entre ellos y potenciar el aprendizaje colectivo.
Los grupos para este tipo de aprendizaje deben ser heterogéneos en cuanto a nivel de competencias, edad, origen étnico o lingüístico, motivaciones, entre otros factores. Los dos principios básicos del aprendizaje cooperativo son el protagonismo del estudiante y la responsabilidad compartida de todos los miembros del grupo.
Comparado con el aprendizaje individualista o competitivo, el aprendizaje cooperativo ofrece varias ventajas:
Algunas de las técnicas de aprendizaje cooperativo que se podrían utilizar en el aula son:
La técnica de la lectura compartida busca asegurar la comprensión de un texto. En primer lugar, una persona del grupo lee un párrafo del texto en voz alta mientras los demás miembros escuchan. Al terminar, la persona situada a su derecha resume brevemente lo escuchado y las otras dos personas restantes deciden si el resumen es adecuado, aportando ideas si es necesario. El mismo proceso se repite con el siguiente párrafo, siendo la persona que anteriormente había resumido quien ahora leerá en voz alta. Al finalizar el texto, todos los miembros del grupo habrán desempeñado todos los roles en sus respectivos turnos.
Otro aspecto interesante del aprendizaje cooperativo es cómo se gestionan las dudas léxicas: si una palabra genera dudas, se escribe en la pizarra y, si algún alumno conoce su significado, lo explica al resto. Si nadie lo sabe, la profesora lo aclara.
En conclusión, el aprendizaje cooperativo trasciende el simple trabajo en grupos.
Los talleres conectan el trabajo manual e intelectual de manera cooperativa, mediante actividades especializadas con un objetivo definido.
Un aspecto clave es la elección del taller, considerando las necesidades de los estudiantes para su desarrollo educativo y otras que se detecten en el grupo. El taller debe buscar desarrollar nuevas habilidades o profundizar en los contenidos de una materia.
El docente a cargo del taller compartirá sus intereses y conocimientos en diferentes ámbitos, incluyendo los tecnológicos y digitales relacionados con la materia. Así, un taller puede enfocarse en el desarrollo emocional, el arte, la psicomotricidad, las ciencias, o ser monotemático (escritura creativa, lectura, radio, etc.). En ocasiones, talleres específicos como los de diversidad afectivo-sexual o reciclaje son impartidos por profesionales externos al centro.
Una vez definida la temática, se establece la temporalización (duración), los espacios, y los materiales necesarios. La selección, preparación y disposición de los materiales debe ser crítica, buscando que sean motivadores y novedosos para captar la atención.
Finalmente, los talleres ofrecen una oportunidad de interacción distendida y dinamizan el ambiente al introducir cambios de ritmo y ubicación.