Portada » Lengua y literatura » Tema 4. La poesía española a principios del siglo XX: Modernismo y Vanguardia. Antonio Machado, Rubén Darío y Juan Ramón Jiménez.
La renovación de la lírica en el fin de siglo: Rubén Darío, Antonio Machado. El clima de rebeldía que provocó la crisis de fin de siglo tuvo también su reflejo en la poesía. En los escritores destaca su afán por ser originales, que raya en muchas ocasiones en la rareza e incluso en la extravagancia. Plantean una nueva escala de valores sociales y éticos, frente al mundo burgués que, asentado en el orden y la tradición, aborrece la irracionalidad y el caos. Así se comprende que el modernismo fuera visto por muchos de sus críticos como una fuerza disgregadora y anárquica. El artista, fiel sucesor del espíritu romántico, se sentía al margen de la sociedad, rebelde ante ella, y protestaba contra el orden burgués rechazando la realidad, en la que ni podía ni quería integrarse. Precedentes e influencias La riqueza de la literatura española de finales del siglo XIX y principios de siglo XX tiene su origen en la gran cantidad de movimientos literarios, artísticos y filosóficos que se entrecruzan en ese momento. La relación de muchos de los escritores de la época con el modernismo hispanoamericano y, en particular con Rubén Darío es evidente; el contacto permanente y las relaciones personales hacen que el influjo sea mutuo. La influencia francesa será fundamental para la renovación de la lírica a través de: -El parnasianismo basado en el ideal del arte por el arte. El arte y la belleza están por encima del bien y del mal y son el único consuelo en la vida. El parnasianismo influye en el modernismo por su anhelo de perfección formal, por su afición al detalle y por el gusto por temas que serán después típicamente modernistas: la mitología griega, el exotismo oriental, las civilizaciones antiguas, etc.
-El simbolismo pretende ir más allá de lo aparente, con lo que la poesía se convierte en un instrumento de conocimiento que, a través de los símbolos capta la realidad suprarracional. Los símbolos son imágenes físicas que sugieren o evocan lo que no es físicamente perceptible. De ahí la importancia que se concede a la imaginación, a la intuición, a los sueños y a lo misterioso. Característicamente simbolistas son el gusto por apuntar sensaciones de color, empleo abundante se sinestesias y, sobre todo, la musicalidad del verso, que influye de manera decisiva en la poesía modernista. Los poetas simbolistas más destacados son Stéphane Mallarmé y Paul Verlaine. -El decadentismo engloba a los poetas posrománticos, parnasianos, simbolistas, etc. Es un movimiento refinado y exquisito que gusta de lo artificial y lo complicado. Reivindica paraísos artificiales, sobreabundancia de referencias culturales serán características de la literatura decadente. Oscar Wilde, procesado en 1895 por corrupción moral y homosexualidad, es, en realidad, el modelo de los decadentes en la Europa de fin de siglo. Este movimiento es muy semejante al bautizado con el nombre de modernismo en las letras hispánicas. -Influencias de la literatura española, concretamente de Bécquer y Rosalía de Castro, que influyeron tanto en Juan Ramón Jiménez, como en Rubén Darío. Admiran de ellos tanto en intimismo como el subjetivismo, también las formas populares como la copla y el cantar e innovaciones métricas que luego serán utilizadas por los modernistas. -Rasgos modernistas podemos encontrar también en otros poetas españoles del siglo XIX, como Espronceda o Zorrilla en su gusto por el color, la luz, la música e incluso elementos simbólicos. -Para situar con propiedad la literatura de principios de siglo, hay que tener en cuenta la relación de los escritores con ámbitos culturales no estrictamente literarios como la Institución Libre de Enseñanza o con las ideas regeneracionistas, socialistas o anarquistas.
-La lectura de algunos filósofos tiene también una importancia decisiva en los jóvenes escritores de principios de siglo. En concreto, es muy acusada la influencia de Kierkegaard, Schopenhauer, Nietzsche y Bergson. -Otras artes dejan también su impronta en la nueva literatura de principios de siglo: la música y el pensamiento de Wagner, diversos movimientos pictóricos, como el impresionismo francés, etc. EL MODERNISMO Esun movimiento literario surgido en Hispanoamérica en el último cuarto del siglo XIX. Supone la superación del romanticismo y la conexión con la literatura europea, francesa, fundamentalmente. La conexión se realiza a través del pamasianismo y el simbolismo. Algunas características globales del movimiento son el malestar del poeta en la sociedad, su melancolía y su soledad, que provocan una huida espacial y temporal hacia paraísos de refinamiento. Francia se convierte en la capital espiritual de los modernistas, y se activa una actitud cosmopolita frente a la literatura nacional. Además, las problemáticas circunstancias política y sociales de España, agravadas por el suceso del 98, provocan un estado general de pesimismo que inciden sobre el ya característico de esa época. El representante más importante del modernismo es el nicaragüense Rubén Darío. A España llegó tarde y o duró mucho. Son autores modernistas: Salvador Rueda y Francisco Villaespesa en poesía. La prosa tuvo como mejor representante a Valle-Inclán.LIMITES ENTRE EL MODERNISMO Y GENERACIÓN DEL 98 Atendiendo a su origen histórico, el 98 es posterior al modernismo y surge a consecuencia de un acontecimiento nacional. Sin embargo, si el modernismo nace por intereses artístico-ideológicos, el 98 se preocupa insistentemente por los problemas nacionales, aunque el tema de España es tratado también por los modernistas.
Además de este tema, en el que coinciden ambos movimientos, hay otros comunes a los dos: –El tiempo. Adquiere en muchas ocasiones caracteres de angustia ante lo fugaz y perecedero de la realidad. Se manifiesta de forma abstracta o en elementos concretos (relojes, minas). Es un tema común a todos los autores y a partir de él se explican otros conceptos como la preocupación por la vida y la muerte. –La soledad. Consiste con los planteamientos filosóficos que insisten en la necesidad del encuentro del hombre consigo mismo, para lo cual es imprescindible estar en soledad. -Sueño. La única forma de superar la angustia existencial es la creación de una nueva realidad mediante el sueño como medio de evasión. -Desengaño. De la consideración de la brevedad de la vida, la obsesión por la muerte, procede el sentimiento de desencanto que domina el nuevo siglo. El tono pesimista y la desesperación y angustia, provocadas por las presencia de la muerte, se acentúa en estos escritores. La actitud desengañada también aparece en otros temas, como la preocupación por España. –Sensualismo. Frente a ello, desde los últimos años del siglo XIX, hay una actitud vitalista, que se traduce en la apetencia de gozar el mayor número de sensaciones y se pone de moda el escritor bohemio, excéntrico, rebelde, de vida irregular y amante de los placeres, por influencia francesa.INNOVACIONES EN EL LENGUAJE Y EN LA MÉTRICA Las innovaciones más llamativas corresponden a la métrica. Trataban de conseguir la armonía por la selección de vocablos, acentos, sonidos y rimas Aparece el verso endecasílabo. En las rimas se vuelve al uso de versos monorrimos y se recuperan otros olvidados.
En general se utilizan versos de arte mayor. Entre los de arte menor, los octosílabos gozarán de las influencias de algunos poetas. El verso libre, ya con precedentes románticos, adquiere un lugar destacado. Junto a las innovaciones, persisten las formas tradicionales (letrilla, villancico, romance, cuarteta, seguidilla), sobre todo en el modernismo español. El vocabulario se enriquece. Abundan las expresiones sensoriales y sinestésicas así como la utilización de términos de otras artes para caracterizar la literatura. La adjetivación es extraordinaria. Además del azul, los colores predilectos son malva, violeta, lila, oro, gris, perla, plata, marfil, ébano, nieve. Los aromas son múltiples; proceden de flores, plantas exóticas, cuerpo femenino y tienen la finalidad de excitar los sentidos. Lirios, nardos, mirtos, acantos, crisantemos, nenúfares, rosas, unen su sensualidad a la simbología tradicional de las flores. Las piedras preciosas se emplean como elementos sugeridores. Las sensaciones auditivas se consiguen gracias a la evocación de diferentes instrumentos musicales, cuya presencia permite la traslación a épocas pasadas: arpas, liras, flautas, pianos, etc. Los animales seleccionados son también raros, fabulosos o elegantes: dragones, cisnes, ruiseñores, leopardos, etc. Los ambientes modernistas están inspirados en jardines otoñales y estanques donde el tiempo está detenido. La melancolía envuelve la mayoría de los paisajes modernistas. En Juan Ramón llegó a ser enfermizo. La mujer aparece como algo etéreo, sensual y erótico. Los paisajes que aparecen, antiguos o actuales, tienen el misterio de lo desconocido, lejano o exótico con el fin de distanciar la realidad.
RUBÉN DARÍO En el amplio contexto de la literatura española e hispanoamericana, Rubén Darío es, sin duda, la máxima figura del modernismo, el poeta que, en los últimos años del siglo XIX, contribuyó con más decisión a renovar la lírica en lengua española, primero en Hispanoamérica y, algunos años más tarde, en España.. Su obra poética es la expresión de una personalidad compleja, oscilante y contradictoria. La poesía es para él una forma de vida.. A los catorce años ya publicaba sus versos en los diarios y revistas de su país. En 1898 viaja a España como corresponsal de La Nación. Rubén aparecía entonces como cabeza de un nuevo movimiento que iba a desarrollarse en tomo a él. A fines de 1899 conoce en Avila a una joven campesina, Francisca Sánchez, que le acompañará ya siempre. Viaja a París en 1900, enviado por La Nación para cubrir la información de la Exposición Universal. En 1905 regresa a Madrid y ese mismo año publica Cantos de vida y esperanza. En España ya se ha dado paso a una nueva generación que sustituye a las viejas glorias; es la del grupo llamado del 98, que siente en su mayor parte devoción por Rubén. Muere en Nicaragua en 1916 enfermo de cirrosis. Obras: Azul Es su primer libro importante. Se componía de “un puñado de cuentos y poesías que podrían calificarse de parnasianas. Se imprimió en 1888 en Valparaíso. En Chile parece que no tuvo mucho éxito. La innovación está en el verso (dodecasílabos, alejandrinos…), sin duda, pero sobre todo en la prosa. Los versos son renovadores en el estilo pero conservan la estructura tradicional. El azul para Rubén era color de ensueño, de arte, de espíritu helénico y antiguo, de inmensidades oceánicas y firmamentales.
Prosas profanas Durante 1890, pasa Rubén algún tiempo en San Salvador, donde contrae matrimonio con Rafaela Contreras, la Stela de sus poesías, que moriría al poco tiempo. En este libro publica el poema “El poeta pregunta por Stela” en el que la recuerda. Es un libro con evidente coherencia interna, cosmopolita y de cultura plural, una visión estética de la historia y hasta de la mitología. Trata los temas más banales desde una perspectiva en la que la vida es realzada por la belleza; es un rastrear por todas partes buscando el secreto recóndito de las cosas y su belleza perenne. Cantos de vida y esperanza. Sigue la línea iniciada en Prosas profanas pero es más humano e intimista. El mismo Rubén dice: “Azul simboliza el comienzo de mi primavera, Prosas profanas, mi primavera y Cantos de vida y esperanza encierra las esencias y savias de mi otoño”. Cantos es, pues, un libro de madurez vital y artística, un libro sobrio y profundo. Algunos de sus poemas más conocidos de este libro son “Yo soy aquel que ayer no más decía”, “Salutación del optimista”, “Los cisnes” o “Lo fatal” El canto errante Algunos críticos consideran este libro en su conjunto como inferior a los anteriores suyos, aun así contiene una serie de poemas magistrales entre los que destacaríamos “La canción de los pinos”. Los temas son abundantes y variados: la naturaleza, la política, el tema erótico, etc. El canto a la Argentina Es el más extenso de sus poemas; tiene reminiscencias históricas, literarias y artísticas. ANTONIO MACHADO Nació en Sevilla en 1875 y murió en Colliure, Francia, en 1939. Su padre fue miembro de la Institución Libre de Enseñanza y creador de los estudios folcloristas españoles.
En 1883 se traslada a Madrid y estudia en la Institución Libre de Enseñanza; continúa el bachillerato en el Instituto de San Isidro. En 1893 muere su padre. Es entonces cuando aparecen dificultades económicas en la familia y comienza a trabajar como actor teatral. En 1899 se traslada a París y trabaja de traductor. Allí entra en contacto con la vida literaria parisiense; en 1902, en una segunda estancia en París conoce a Rubén Darío. De vuelta a Madrid, colabora con la revista modernista Helios. En 1903 publica Soledades. En 1907 obtiene la cátedra de francés en el Instituto de Enseñanza Media de Soria donde reside hasta 1912. Allí pasará una etapa fundamental en su vida. En 1909 se casa con Leonor Izquierdo, muchacha de quince años (el poeta tenía treinta y cuatro), que era hija de los dueños de la pensión donde vivía. Con ella va a pasar un año a París, pero en junio de 1911 Leonor enferma y regresan a Soria. El 1 de agosto de 1912 muere de tuberculosis y Antonio, desesperado, abandona la ciudad castellana y se traslada a Baeza. En 1912 cambia a Segovia, donde desarrolla una intensa actividad de fomento de la cultura. Es elegido miembro de la Real Academia en 1927. En 1928 conoce a Pilar Valderrama, la Guiomar de sus últimos poemas amorosos. En 1932 se traslada a Madrid donde había obtenido una cátedra en el instituto Calderón. Allí le sorprendió la guerra. Firme partidario de la República, se traslada a Valencia y, más tarde a Barcelona, para terminar en 1939 en Colliure, junto con su madre, ambos muy enfermos. Allí murió el 22 de febrero de 1939 y a los tres días, su madre. Obras: Soledades (1903) Parece en pleno apogeo del movimiento modernista. Predomina en ellos el tono melancólico y los temas son los característicos del intimismo posromántico: el amor, el paso del tiempo, la soledad, la infancia perdida, los sueños…
Pretender captar en sus versos lo que él denomina “los universales del pensamiento” En la segunda edición de 1907 se suprimen los poemas más modernistas y se añaden otros nuevos. Es muy característico el empleo de los símbolos: el camino, el cristal, el laberinto, la fuente, el mar, el jardín, el crepúsculo, las galerías del alma, etc. Sus significados son muy diversos y a veces cambiantes según los textos. Dios aparece también en algunos poemas, así como el paisaje. En este libro puede advertirse una obsesión permanente: la búsqueda del “yo” Campos De Castilla (1912) Consta de 56 poemas. Este libro, aunque conserva cierto simbolismo, es ya de inspiración más objetiva. En Campos de Castilla conviven poemas muy diversos. Abundan los que describen los paisajes y las gentes de Castilla. Desde cierta óptica regeneracionista, se da cuenta del contraste entre el pasado glorioso de esas tierras y su andrajoso presente. Después de la muerte de Leonor, Machado recuerda las tierras castellanas desde Baeza. Su visión de ellas es más lírica y emotiva y el paisaje aparece otra vez teñido de subjetividad. También del periodo de Baeza son los poemas con cuadros de paisaje y tipos andaluces en los que Machado presenta una dura visión de la España tradicional, religiosa y conservadora. Un nuevo tipo de poesía hace también su aparición en Campos de Castilla, poesía de tipo filosófico y moral que integra la serie “Proverbios y Cantares” en los que Machado aúna el problema del conocimiento, la verdad, Dios, el sueño y la realidad, etc. Este libro se cierra con la sección titulada “Elogios”. Hay poemas dirigidos a Juan Ramón Jiménez, Rubén Darío, Giner de los Ríos, Ortega y Gasset, Valle-Inclán, etc.
Nuevas canciones de un Cancionero apócrifo. Poesías de guerra En este libro incluye otro centenar de “Proverbios y cantares”, en los cuales reitera sus preocupaciones filosóficas. Crea una serie de escritores apócrifos a través de los cuales expone sus ideas (Abel Martín y Juan de Mairena), en el fondo son distintas voces del propio Antonio Machado. Entre los últimos textos poéticos de Machado, dos grupos merecen destacarse: la “Canciones a Guiomar”, en las que expresa su amor por Pilar Valderrama, y las poesías escritas durante la Guerra Civil, en donde muestra también en verso su compromiso cívico y político.LA POESÍA ENTRE EL MODERNISMO Y LA VANGUARDIA: JUAN RAMÓN JIMÉNEZ El novecentismo Suele denominarse así a la generación que sigue a la del 98, es decir, la que corresponde a 1914. La decadencia del modernismo es patente y las nuevas revistas literarias hablan ya de una literatura diferente. Parece ser que fue Eugenio D’Ors el que le dio el nombre. Es una generación de intelectuales, porque tratan de realizar una verdadera modernización intelectual de España y combatir todo lo que representa el casticismo hispánico. La Revista de Occidente, fundada por Ortega y Gasset es el signo de expresión de la nueva intelectualidad. Entre los partícipes de dicha generación novecentista podríamos señalar a Ortega, Azaña, Gregorio Marañón, Ramón Pérez de Ayala, Ramón Gómez de la Sema y Juan Ramón Jiménez. El novecentismo supone la consolidación de un tipo de intelectual diferente. Ya no se trata de bohemios modernistas, más o menos integrados socialmente, que se ganan la vida con sus artículos periodísticos, sino de profesionales sólidamente formados, titulados universitarios, muchos de los cuales han estudiado en el extranjero.
Estos orígenes intelectuales explican muchas de las características comunes a estos escritores: -Frente a la generación anterior, autodidacta, los novecentistas se caracterizan por susólida formación intelectual y por la sistematización de sus propuestas. –Europeización. Los novecentistas se sienten atraídos por la cultura europea y analizan los problemas de España desde esa nueva perspectiva. Su propuesta consiste en modernizar intelectualmente el país. –Intelectualismo. El rechazo del sentimentalismo y de la exaltación personal les lleva al análisis racional del arte, incluso en poesía. –Arte puro y duro. El arte ha de perseguir como finalidad única el placer estético. –Preocupación por la forma. La estética novecentista tiene como principal objetivo la obra bien hecha. Este anhelo conduce a la depuración máxima del lenguaje, a la perfección en las formas y a un arte para minorías. –Simbolismo. Los modelos clásicos, griegos y latinos, se imponen de nuevo y la serenidad se convierte en factor estético dominante. -Los novecentistas consideran que su propuesta de cambio no puede limitarse a quedar expuesta en sus escritos, sino que debe realizarse desde el poder. De ahí que participen activamente en la vida política y social de España. JUAN RAMÓN JIMÉNEZ La vida y la obra de Juan Ramón Jiménez se inscriben en el marco de la Generación de 1914 o del novecentismo. Constituye un enlace entre las generaciones precedentes, simbolistas y modernistas, y los poetas del 27. Los rasgos más acusados de la personalidad de Juan Ramón Jiménez fueron el egocentrismo y la hipersensibilidad que explican su propensión al ensimismamiento, la melancolía y las crisis nerviosas.
A lo largo de toda su vida buscó la soledad, la reflexión y la vida reposada, lo que no le impidió desarrollar una intensa actividad social y cultural, pero la mayor parte del tiempo lo dedicó a la creación literaria. Desde muy joven es consciente de que su destino está indisolublemente unido a la poesía, a la búsqueda incesante de la belleza y del conocimiento a través de la palabra. Juan Ramón creyó en todo momento que la poesía es un arte minoritario por la dificultad de su lenguaje. Su estilo, aunque aparentemente sencillo, no es de fácil lectura. Es una obra de gran densidad conceptual y hermetismo. De ahí su controvertida divisa “a la minoría siempre”, que le valió ser tratado de poeta elitista.Trayectoria poética. La época sensitiva. A partir de 1915 se inicia en la poesía siguiendo el camino trazado por los poetas románticos españoles (Bécquer, Rosalía de Castro…) y los modernistas, con Rubén Darío a la cabeza. En 1903 publica su primer gran libro: Arias tristes, en él encontramos una poesía “vestida de inocencia es decir, sencilla de formas. Los sentimientos de soledad, de melancolía, o los temas del paso del tiempo y de la muerte. Entre 1908 y 1915 escribe: Elejías, La soledad sonora, Poemas májicos y dolientes.Son obras en las que Juan Ramón adopta los “ropajes” del modernismo, pero su poesía no llegará a ser tan “fastuosa de tesoros” como la de Rubén Darío. El modernismo de Juan Ramón es del tipo intimista. A esta época corresponde su memorable Platero y yo En esta línea se encuentran otros libros como Jardines lejanos. Época intelectual. “Mas se fue desnudando…” En 1916, durante un viaje a Nueva Yórk, con motivo de su boda, Juan Ramón escribe Diario de un poeta recién casado.Este libro supone su ruptura con el modernismo. El autor lo considerará siempre su mejor libro.
Su novedad es asombrosa: han desaparecido el léxico modernista, la adjetivación sensorial… Es una poesía “desnuda” en la que se elimina lo anecdótico para dejar paso a la concentración conceptual y emotiva, por eso predominan los poemas breves, densos, en versos escuetos y preferentemente libres, sin rima o con leves asonancias. Epoca suficiente y verdadera: Durante su exilio en América, Juan Ramón prosigue con su indagación poética, por encima de las circunstancias. A estos años corresponden sobre todo dos grandes libros: En el otro costado (1936-1942). Es la cima de la creación juanramoniana. Sin tema preciso, el poema ensarta vivencias y preocupaciones del poeta con un ritmo fluyente. Dios deseado y deseante (1948-1949) es un poemario traspasado por un extraño misticismo: la sed de la eternidad le ha llevado al contacto con un dios que se identifica con la naturaleza, con la belleza o con la propia conciencia creadora. Al mundo habitado por el poeta, viene a habitar un dios creado también por él. LAS VANGUARDIAS EN ESPAÑA Con este término se han designado en nuestro siglo aquellos movimientos que se oponen a la estética anterior y que proponen concepciones profundamente nuevas del arte y de las letras. Hacia 1914, se perciben en España una nueva sensibilidad y unas nuevas orientaciones estéticas. Ello se acentúa en los años veinte. Los “ismos” vanguardistas: expresionismo, futurismo, cubismo, dadaísmo, surrealismo…, afectan por igual a las artes plásticas, al arte cinematográfico, a las letras e incluso al pensamiento. En España las vanguardias tienen como principal impulsor a Ramón Gómez de la Sema. Pueden distinguirse cuatro etapas en el desarrollo del vanguardismo español:
–De 1908 a 1918. Primeras manifestaciones de la vanguardia, protagonizadas esencialmente por Ramón Gómez de la Sema. –De 1908 a 1925 . Son los años del ultraísmo y el creacionismo. Predomina lo lúdico, la exaltación vital y la deshumanización. –De 1925 a 1930. Influjo dominante del surrealimo, con lo que inicia una “rehumanización” acompañada de cierta rebeldía ante los efectos “deshumanizantes” de la sociedad moderna. –De 1930 a 1936. Las inquietudes del momento llevan hacia “un nuevo romanticismo” Ramón Gómez de la Serna Su vida y su obra son una perpetua ruptura con las convenciones. (Pronuncia conferencias vestido de torero,, o en un circo a lomos de un elefante, celebra un banquete en un quirófano, etc.) Cultiva lo extravagante, lo grotesco, lo provocador… Encamó el espíritu de la vanguardia Su obra extensísima tiene como base y eje la greguería. Género inventado por él hacia 1910 Él mismo lo define como “Humorismo + Metáfora = Greguería”. Como novelista, rompe los moldes del género: se desinteresa del argumento y lo sustituye por cuadros, divagaciones… Es los que llamaba “novela libre” La más famosa es El torero Caracho, distorsionada visión de la fiesta nacional. Dadaísmo. Es la rebeldía pura: contra la lógica, contra las convenciones estéticas o sociales, contra el sentido común. Propugna liberar la “fantasía de cada individuo”, superar todas las inhibiciones y recurrir a un lenguaje incoherente. Este movimiento prepara el camino para el surrealismo. Futurismo Se conoció pronto en España. Es un movimiento antirromántico que exalta la civilización mecánica y la técnica. Se hallan huellas de su temática, esporádicamente, en poetas del 27. Salinas escribe poemas a la bombilla eléctrica o a la máquina de escribir. Alberti compone un poema al billete del tranvía y a un portero de fútbol.
Ultraísmo Su nombre indica la voluntad de ir más allá del movimiento imperante. Recoge elementos futuristas junto con facetas cubistas. En línea con el antisentimentalismo y la deshumanización incluye los temas maquinistas y deportivos. Busca imágenes nuevas y recurre a disposiciones tipográficas y al modo de los caligramas. El principal promotor del ultraísmo fue Guillermo de la Torre. Creacionismo Fue iniciado en París por el poeta chileno Vicente Huidobro, quien lo dio a conocer en España. “Los creacionistas”, decía “queremos hacer un arte que no imite ni traduzca la realidad”. El poema será un objeto autónomo, creación absoluta (no imitación). Entre los seguidores españoles de este movimiento está la figura de Gerardo Diego. Surrealismo Pretende ser una revolución integral, no solo una renovación estética. Propugna la liberación total del hombre. Liberación de los impulsos reprimidos en el subconsciente (según Freud) por una razón sumisa a las convenciones morales y sociales; o liberación de la represión que (según Marx) ejerce sobre el hombre la sociedad burguesa. Todo ello equivale a liberar el poder creador del hombre. Se intenta una escritura automática, realizada sin reflexión. Mezclan arbitrariamente palabras siguiendo oscuras sugerencias. En un poema surrealista se mezclan objetos, conceptos y sentimientos que la razón mantiene separados; aparecen asociaciones libres e inesperadas de palabras, metáforas insólitas, imágenes oníricas y hasta delirantes. España es el país europeo en que la repercusión del surrealismo fue mayor y su difusión se debió principalmente al poeta Juan Larrea, a quien se le debe, según Cemuda, la orientación surrealista de varios poetas de la Generación del 27, aunque para otros fue decisiva la influencia de Dalí o Buñuel.
Los poetas de la Generación del 27: entre la tradición y la vanguardia. Integran esta generación, en función de su año de nacimiento, Pedro Salinas, Jorge Guillén, Gerardo Diego, Vicente Aleixandre, Federico García Lorca, Emilio Prados, Rafael Alberti, Luis Cernuda y Manuel Altolaguirre. Es frecuente añadir también a Dámaso Alonso y también a Miguel Hernández que, aunque más joven, ha sido también incluido en el grupo por sus influencias, relaciones personales y por la fecha de publicación de sus libros. Se le ha llamado también “generación de la amistad”. Todos ellos tenían contactos personales que pronto se convertirán en una amistad duradera: La Residencia de Estudiantes de Madrid fue un lugar de encuentro: allí viven algunos de ellos, y allí acuden todos atraídos por las tertulias y actividades culturales. Entre los actos comunes, destacan los organizados para conmemorar el tercer centenario de la muerte de Góngora en 1927. Colaboran en las mismas revistas.Ante todo, en las dos más importantes del momento: La Revista de Occidente y La Gaceta Literaria También tienen afinidades estéticas y tendencia al equilibrio: -Entre lo intelectual y lo sentimental. -Entre una concepción cuasi-mística de la poesía y una lucidez rigurosa en la elaboración del poema. Lorca decía que si era poeta “por la gracia de Dios o del demonio”, no lo era menos “por la gracia de la técnica y del esfuerzo”. -Entre la pureza estética y la autenticidad humana. -Entre lo minoritario y la mayoría. En su trayectoria, alternan hermetismo y claridad. Conviven lo culto y lo popular en Lorca, Alberti, etc. -Entre lo universal y lo español. -Entre la tradición y la vanguardia. Participan de los movimientos de vanguardia, pero a la vez valoran la tradición literaria española.
Influencias –Tuvieron varios referentes, sobre todo Juan Ramón Jiménez y Ramón Gómez de la Sena.También admiran a Unamuno, Los Machado y a Rubén Darío. –Del siglo XIX les llega la influencia de Bécquer. Un verso de las Rimas sirve como título a un libro de Luis Cemuda: Donde habite el olvido. –Su amor por los clásicos fue inmenso, sobre todo por Gongora,pero también por Fray Luis de León, San Juan de la Cruz, Quevedo o Lope de Vega. -Pero junto a la estética cultísima, hay en ellos una honda veneración por las formas populares: el Romancero y Cancionero popular están presentes en poetas como Alberti, Lorca, Gerardo Diego, etc. Evolución del grupo Primera etapa: hasta 1927 Están influidos por Bécquer y por las primeras vanguardias: ultraísmo y creacionismo. Juan Ramón Jiménez los orienta hacia la “poesía pura”, y su gran objetivo es la metáfora. No es extraño que se les tildara de “herméticos”, de “fríos” y de “deshumanizados” Imitando a Góngora consiguen hallar un lenguaje especial para la poesía, netamente alejado del lenguaje usual, donde destaca especialmente la metáfora. Segunda etapa: de 1927 a la Guerra Civil El culto a Góngora llega a su cima pero empieza a notarse cierto cansancio del culto por la forma y así se inicia un proceso de rehumanización. Ello coincide con la irrupción del surrealismo, radicalmente opuesto a la “poesía pura”. Pasan a primer plano los sentimientos humanos: amor, ansia de plenitud, frustraciones, inquietudes existenciales o sociales. Por lo tanto aparece una poesía más humana y apasionada. Los acentos sociales y políticos entran también en la poesía. La mayoría se muestran partidarios de la República al estallar la guerra.
Tercera etapa: después de la Guerra Pasa la Guerra Civil. Lorca ha muerto en 1936; los demás, salvo Aleixandre, Dámaso Alonso y Gerardo Diego, parten a un largo exilio. El grupo se ha dispersado, pero ninguno abandonará ya los caminos de una poesía entrañablemente humana. Los exiliados inician un nuevo ciclo poético, atento al dolor humano con imprecaciones contra los vencedores. Con el tiempo, la nota dominante será la nostalgia de la patria perdida. En España, la poesía deriva hacia un humanismo angustiado de tonos existenciales cuya muestra es Los hijos de la ira de Dámaso Alonso. La concesión del Pernio Nobel en 1977 a Aleixandre fue la confirmación de la importancia de todo un grupo que, como se ha dicho, ha dado a la lírica española una nueva Edad de Oro, o como José Carlos Mainer la ha bautizado “la Edad de Plata” de la Literatura española.