Portada » Historia » Alfonso XIII: La dictadura de Primo de Rivera. (1923-1930)
LA DICTADURA DE PRIMO DE RIVERA 1923-1930
La larga crisis del sistema canovista se resolvió de forma inesperada mediante el golpe de Estado de Primo de Rivera, reformista y regeneracionista, aceptado por el monarca. El golpe se transformó en una dictadura que fomentó el desarrollo económico y mantuvo la paz social, a cambio de suspender la Constitución, prohibir la actividad política y controlar la prensa.
La dictadura de Primo de Rivera es un régimen autoritario y militar que pretende solucionar los graves problemas de España desde la órbita del regeneracionismo militar. Él mismo se presentaba como un cirujano de hierro para «máximo 90 días».
El 13 de Septiembre de 1923, el capitán general de Cataluña, Miguel Primo de Rivera mediante un telegrama se pronunció contra la legalidad constitucional, declaró el estado de guerra y exigió que el poder pasase a los militares. Tras unas horas de vacilaciones, Alfonso XIII le encomendó la formación de un nuevo gobierno. Con el golpe de estado de Primo de Rivera se ponía fin al sistema de la Restauración, al pactismo, a la monarquía constitucional.
Las causas de este golpe de estado son varias y complejas. La situación internacional era compleja. El triunfo de la revolución bolchevique creó un gran temor entre las clases burguesas a que el movimiento obrero se hiciera con el poder en otros países. La mayoría de las democracias occidentales se encontraban en una profunda crisis, a la que se le unió en 1929 el crack de la Bolsa de Nueva York. El surgimiento del fascismo en Italia como reacción al miedo por el movimiento obrero y a la crisis de los sistemas democráticos. La situación interna del país venía marcada por la crisis de los partidos dinásticos, el desastre de Annual y el pistolerismo en Barcelona, el creciente protagonismo del ejército en la vida política del país , el auge de los nacionalismos periféricos que hacían temer a las fuerzas más conservadoras del país por una posible desmembración de España.
El régimen contó con el apoyo tácito del rey, el efectivo del gobierno, la oligarquía y en especial la burguesía catalana, los círculos políticos católicos y, en un principio hasta la UGT y el sector de Largo Caballero del PSOE.
Se establece, en principio, un Directorio Militar (1923-25) en el que Primo de Rivera era presidente y ministro único. Sus primeras medidas, basadas en el regeneracionismo militar fueron dirigidas a terminar con la oligarquía, quitó el poder a los partidos dinásticos y creó un partido único: la Unión Patriótica. Elaboró un Estatuto Municipal y otro Provincial, poniendo a militares al frente de los gobiernos civiles (creó nuevos caciques). Para solucionar el problema del orden público, declaró el estado de guerra, pactó con la UGT y reprimió duramente al PCE y a los anarquistas y, sobre todo, intentó solucionar el problema de Marruecos, hecho que lo consiguió con la ayuda francesa y el desembarco de Alhucemas. Al mismo tiempo, prohibió cualquier tipo de manifestación o institución de los nacionalismos periféricos.
Tras los éxitos económicos y políticos, sobre todo la pacificación de Marruecos, Primo de Rivera intentó la institucionalización de su régimen. Creó un Directorio Civil (1926-1929) introdujo civiles en el gobierno y la Asamblea Nacional Consultiva.
Primo de Rivera no consiguió institucionalizar su régimen; la oposición aumentó considerablemente al percatarse de la intención de perdurarse en el poder. Aquí vino su fin.
Desde el punto de vista económico consiguió éxitos notables; el crecimiento económico fue importante y los conflictos laborales remitieron hasta 1929, cuando la dictadura estaba terminando. Se produjo un aumento importante de las infraestructuras y un crecimiento industrial en siderurgia-metalurgia, cementos-construcción y energía eléctrica.
Este crecimiento económico se basó en la buena coyuntura internacional y en el alto grado de intervencionismo estatal (propio de los regímenes dictatoriales), elevó las tarifas arancelarias y los apoyos a la iniciativa privada, creó monopolios como el de CAMPSA o Telefónica y, sobre todo, realizó una profunda labor en obras públicas, creando carreteras, ferrocarriles, pantanos… La contrapartida de esta política fue el aumento de la inflación y del déficit público.
La pacificación social y la disminución de los conflictos laborales la llevó a cabo intercalando la represión con la negociación y la concepción paternalista. Las opciones radicales del movimiento obrero, PCE y CNT, fueron reprimidos duramente. Creó los sindicatos verticales o asociaciones corporativas, compuesta por sindicatos y patronos que debían solucionar sus conflictos consensuadamente o con la intervención del gobierno, que fue muy importante. El protagonismo de la UGT aumentó, consiguiendo algunos logros sociales como la extensión de la Seguridad Social, el seguro de maternidad y el subsidio a familias numerosas.
La oposición al régimen sufrió una evolución progresiva, conociendo su punto de inflexión con la creación del Directorio Civil. Desde un principio se opusieron a Primo de Rivera los partidos dinásticos, los republicanos, el PCE , la CNT y la tendencia parlamentaria del PSOE además de algunos intelectuales como Unamuno y los estudiantes universitarios. No obstante, se puede decir que Primo de Rivera dio su golpe de estado en medio de un consenso casi general.
El déficit del Estado y los conflictos sociales a partir de 1929, la pérdida de apoyos dentro del Ejército, su enfermedad y el deterioro de las relaciones con el Rey, hizo que en enero de 1930 dimitiera.
La dictadura de Primo de Rivera fue un periodo muy importante en la historia de España. Será el precedente y el laboratorio de experimentos que después consolidaría Franco. Consiguió bastantes éxitos como el crecimiento económico, la pacificación social y poner fin al conflicto de Marruecos, pero también puso fin al intento de un sistema democrático dentro de la monarquía constitucional que los diferentes movimientos: obrero, republicano, reformista, catalanista, militar… habían planteado después de la triple crisis de 1917.
Por otra parte, con el pronunciamiento militar sentó un precedente que se iba a repetir con mucha frecuencia en los años posteriores (Fermín y Galán, Sanjurjo y Franco). La Dictadura fue como un retorno a la política del siglo XIX, los militares volvían a tener el protagonismo político.