Portada » Filosofía » Lacan y Descartes
El primer filósofo de Edad Moderna fue Renato Descartes, nacíó en Francia en 1596
. Él recogerá en su concepción el espíritu ambiental, y sentará las bases de la nueva mentalidad racionalista. Un noble dedicado a las armas y a las letras. Estudió en el mejor colegio de Francia, el de la Flèche, creado por los jesuitas, donde entró en contacto con la ciencia y la filosofía, de corte aristotélico y escolástico; conocíó toda la matemática y la física.
en estas materias es una figura reconocida critica la educación en dicha escuela ya que no le proporcionaba las herramientas para acceder al descubrimiento de nuevas verdades. Descartes, carece de sistema: sus ideas se enfrentan; desconfía de todo, y no puede encontrar un punto firme donde sustentarse y construir. Decide meditar en la soledad del propio diálogo interior, así preciso poner orden y empezar por el principio. Él critica fuertemente a la escolástica decadente y el pensamiento aristotélico heterodoxo que era más bien un pensamiento materialista ateo con respecto a la escolástica. Es del pensamiento medieval auténtico propiamente de la escolástica y de la patrística del que Descartes se nutre abundantemente. Se lo considera como fundador de la filosofía moderna en el sentido de que inaugura una nueva perspectiva para pensar el mundo, diferente de la educación escolástica que recibe en el colegio. La filosofía moderna se encierra en la experiencia interior, hace radicar la verdad fundamental en el pensamiento puro, en la subjetividad, prescindiendo de su correlación con el mundo exterior. Descartes pretenderán salir de los límites de la subjetividad (del interior del pensamiento)
a la objetividad (al mundo exterior)
; pero de la razón es muy difícil salir una vez que se le ha otorgado la condición de realidad verdadera. Así el fracasara y las distintas corrientes racionalistas irán cayendo en el idealismo. Los libertinos eruditos constituían un cierto ambiente intelectual y aristocrático de nobleza contrario a la moral cristiana y a la importancia de la teología en la vida diaria. Descartes reacciona contra ellos ya que los libertinos no creían en la filosofía o la ciencia como en el sentido común que hace apreciar las alegrías de la vida.Luego de dejar La Fleche, estudió derecho en Patín obteniendo su licenciatura en 1616. Decidido a conocer el mundo e intentar fortuna en la carrera militar, se alistó en 1618 como voluntario en el ejército.
En 1619 Descartes quedó libre de su obligación militar y viajó a través de Alemania.Descartes volvíó a Francia en 1622. Sin ser un hombre rico su fortuna personal le aseguraba una vida acomodada e independiente, además había establecido ya una teoría de las tangentes que le había dado fama de gran matemático. Durante 20 años hasta 1649 va a vivir en Holanda y ese va a ser el periodo más exitoso de su producción de libros y cartas. En 1630 se instaló en Amsterdam donde se vinculó con médicos, matemáticos, teólogos y físicos. En 1633 escribe un tratado de la paz en el cual él parte de la nueva perspectiva del mundo proporcionada por la teoría Heliocéntrica de Copérnico, pero no se anima a publicar, debido a que coincide el año de publicación de esta obra con el año de la condena de Galileo precisamente por adherir a la teoría Copernica. Descartes consideró prudente no imprimir y decidíó dar a conocer en cambio algunos trabajos menores. Para esa emisión redactó una introducción su obra fundamental, muy breve:
Método viene de las palabras griegas odos (camino) y meta (hacia): camino, dirección, que lleve rectamente hacia el fin que se pretende.
El Discurso presentó un nuevo acceso a la filosofía a través de ideas claras y sencillas. Por otro lado, abríó ante sus ojos la posibilidad de un Universo y de una ciencia que se basen en sí mismos y que por sí mismos se expliquen, que no tengan que recurrir a otra realidad (Dios)
para ser concebidos. En el Discurso del Método propone Descartes reglas para dirigir la razón y buscar la verdad en las ciencias. La primera exige no admitir por verdadero más que aquello que se presente como claro y distinto. La segunda manda dividir cada dificultad que se exime en tantas partes como sea necesario para llegar a su resolución. La tercera prescribe conducir ordenadamente el pensamiento partiendo de esos objetos simples o evidentes hasta llegar al conocimiento de lo más complejo, sin salirse de esa línea de comprensión racional. La cuarta sugiere hacer recuentos y revisiones generales para no perder de vista la estructura racional del conjunto. Se detiene Descartes ante una proposición en la que no ve posibilidad de ataque ni aún para los más escépticos. Esta es:
Dudo de todo, pero al dudar estoy pensando, y si pienso, existo. Me capto a mí mismo, como algo que piensa y, pensando, existe. En esa proposición, la existencia es una intuición, un ser que existe pensando. Este será para Descartes el punto de apoyo sobre el que pueda construirse el sistema del saber. Este principio es inviolable a cualquier duda; ya que es evidente. Una idea es evidente para Descartes cuando se presenta al entendimiento como clara y distinta. Clara es aquella idea que se conoce separada; Distinta, aquella cuyos elementos se destacan u ordenan con nitidez en su interior. Descartes encuentra la verdad básica y fundamental en esta idea. A partir de entonces, el pensamiento filosófico se encierra en el sujeto, y capta el ser y la verdad en el sujeto mismo, en su propia razón, con lo que se aspirará a concebir a todo el universo como racional.Se puede decir que, para Descartes, hay dos sustancias creadas diferentes, el cuerpo y el alma.
La esencia del cuerpo es la extensión; mientras la del alma es el pensamiento. El cuerpo es espacial, el alma no tiene extensión. La interacción que puede darse entre ambas es el hombre, porque el hombre es esencialmente sustancia pensante espiritual. Él dice aún si no existiera el cuerpo se seguiría existiendo. Sin embargo, dice que en el hombre se comunican estas dos sustancias a través de un punto: la glándula pineal. Esta viene a ser la que recibe, sintetiza y coordina las sensaciones que vienen del exterior y a través de la voluntad ordena los movimientos corporales.Llega a la certeza fundamental que estaba buscando gracias al auxilio de su sola razón sin ninguna intervención de la experiencia de los sentidos. Ofrece dos argumentos para probar la existencia de Dios el primero parte de la imperfección puesto que dudo soy imperfecto pues saber es una perfección superior a dudar y como es imposible que lo más perfecto provenga de lo menos perfecto la idea de un ser perfecto no puede proceder de uno mismo, sino que tiene que haber sido puesto por Dios entendido como esa naturaleza que tiene en sí todas las perfecciones pensables.Por otro lado, comenta que la existencia de un ser perfecto está incluida en su esencia si no existiese no sería perfecto pues existir es mejor que no existir.
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En 1640 muere su pequeña hija de sólo cinco años, para superar su dolor se refugió en el trabajo, el resultado fue una obra en la que profundizó su planteo, se tituló “Meditaciones de prima filosofía”. Las conocemos hoy como meditaciones metafísicas son 6 y no tienen más de 80 páginas.
Kant nacíó y murió en Kónigsberg, Alemania en 1724-1804. Filosóficamente, se formó, como alemán, en la escuela de Leibniz y Wolff, pero conocíó después el Empirismo inglés, que le abríó los ojos al llamado problema crítico, a la cuestión del origen y límites del conocimiento humano. En Kant se reúnen así las dos corrientes, cartesiana y empirista. El primero partíó de ideas necesarias existentes de por sí en el pensamiento humano y por los que se explicaba la realidad universal. Los ingleses, criticaron la existencia de estas ideas y partieron de un análisis de la mente subjetiva (del sujeto individual)
, disolvíéndolo todo en fenómenos que no poseían universalidad o respondían a la realidad exterior. Kant parte de la existencia objetiva de la ciencia, elaborada por la mente, dotada de una validez universal. Todo pensamiento se reduce a juicios, estos son analíticos y sintéticos.
Analíticos son los que el predicado es una de las notas de la esencia del sujeto, en el que esta comprendido. Estos juicios son universales y necesarios, no necesito comprobar su verdad en la experiencia. Por esta cualidad llama Kant a estos juicios a priori, anteriores a la experiencia. Sintéticos son aquellos otros en que el predicado no pertenece a la esencia del sujeto. De la verdad de estos juicios no puedo estar cierto sin comprobarlo en la experiencia: los llama juicios a posterior.El espacio y el tiempo no se pueden representar porque no son realidades en sí, sino formas de nuestra sensibilidad. Según Kant, forma se opone a contenido. Lo exterior a mí, fuera del sujeto cognoscente, es incognoscible como tal. El mundo exterior envía al sujeto un caos de sensaciones. Estas, al ser recibidas por mi sensibilidad, se ordenan en formas de espacio y tiempo; y ahí resulta el conocimiento fenoménico, que es el único posible para el hombre. Las sensaciones exteriores se ordenan espacialmente está delante, detrás, encima.
La sensibilidad interior se ordena temporalmente recuerdos.
Espacio y tiempo son así los dos grandes moldes que condicionan la sensibilidad. Sabemos que el espíritu no se limita a captar sensaciones. Surgen así unas formas de segundo grado que Kant llama categorías del entendimiento, en las que el caos de sensaciones, ya ordenado espacio-temporalmente, sufre una nueva ordenación.
Dando así origen a la primera parte de su Crítica «Estética trascendental»:
Estética significa ciencia de las sensaciones. El saber científico reúne dos condiciones fundamentales, la necesidad y la progresividad. Las leyes científicas pretenden tener una validez universal y realizarse necesariamente juicio analítico.
La ciencia es progresiva, ya que nuevos conocimientos engendran a otros.
La ciencia existe, y no podría existir con solo los juicios analíticos y sintéticos, será necesario que exista en ella una tercera clase de juicios. Y estos juicios los llama juicios sintéticos a priori. Kant posee una obra fundamental, titulada “Crítica de la Razón pura”.
Para resolverla divide esta cuestión en tres preguntas: las ciencias puras o matemáticas (aritmética y geometría), las físicas (ciencias de la naturaleza) y las metafísicas (cosmología, psicología y teodicea). Estas preguntas son: ¿cómo son posibles los juicios sintéticos a priori en la matemática…, en la física…, en la metafísica? Y son tratadas en tres distintas partes de su obra que se titulan: «Estética trascendental», «Analítica trascendental» y «Dialéctica trascendental».
En la tercera parte Kant sobre las ciencias metafísicas. No se pregunta, como en las anteriores, cómo son posibles esos juicios, sino si son posibles. La respuesta de Kant es resueltamente negativa:
Tres son los grandes temas que constituyen el objeto de la metafísica: el Universo material tomado como unidad, el alma, como sustancia, y Dios como objeto de la razón. Pero el conocimiento es para Kant, una síntesis de dos elementos: las sensaciones desordenadas que provienen de la cosa exterior y las formas y categorías del sujeto cognoscente; y en el conocimiento metafísico falta que el objeto se encuentre ante el sujeto.
Kant se declara así agnóstico;
El acceso a Dios por vía racional es imposible, y también son inasequibles para la razón el alma y el cosmos. Sin embargo, si los objetos metafísicos son inasequibles por vía especulativa, existirá para Kant otra vía, la vía práctica. Esta vía resulta de la segunda de sus obras que se titula “Crítica de la Razón práctica”, en ella se plantea Kant el problema de la moralidad, de la conciencia moral. El que obra, por algo ajeno a la moral misma, no obra por razones morales. La verdadera moral no es heterónoma, sino autónoma: solo obra moralmente el que actúa por respeto a la Ley, sin razones distintas a este cumplimiento mismo. La forma que descubre para esta vía, es lo que él llama imperativo categórico, que puede formularse con estas palabras: «obra de modo que la norma de tu conducta pueda erigirse en norma de conducta universal». Según Kant, no debe hacerse un acto porque sea bueno, sino que es bueno porque debe hacerse. Tiene también esta formulación: «obra de modo que trates a la persona racional como fin y no como medio».
El imperativo moral requiere ciertos supuestos. Puesto que hay quienes no cumplen la ley moral y la vida no premia o castiga adecuadamente las diversas conductas, será necesaria, la existencia de un Dios remunerador, y la supervivencia del alma y su previa existencia como sustancia. Aquí radica la entrada práctica para el conocimiento de Dios y del alma. Así como en la filosofía tradicional la ley moral se derivaba de la existencia de Dios, en el kantismo la existencia de Dios se deriva de la moral.El conocimiento religioso y el metafísico se condenan como imposibles, fantasmagóricos. La filosofía se reduce para Kant a una reflexión sobre las condiciones y posibilidad del conocimiento. Sin embargo, una objeción incontestable se opuso en seguida al sistema kantiano. Kant dice que para la formación de nuestros conceptos colaboran un elemento exterior absolutamente indeterminado y unas formas y categorías del espíritu, en que esas sensaciones vienen a insertarse.